Encontré una interesante definición de «Conciencia» que dice: con origen en el vocablo latino conscientia (“con conocimiento”), la conciencia es el acto psíquico mediante el cual una persona se percibe a sí misma en el mundo. Por otra parte, la conciencia es una propiedad del espíritu humano que permite reconocerse en los atributos esenciales. Sin embargo, no es la única definición. Otra dice: Conocimiento que el ser humano tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos. Y en Wikipedia sobre el término dice: en términos generales, como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno. También puede referirse a la moral o a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior por parte de un organismo. Existe debate sobre en qué consiste exactamente la conciencia. Bueno, no es de sorprenderse, hay y habrá debate sobre muchas definiciones como este caso y el caso de «alma» o «espíritu» o «Dios» inclusive. Por eso, no hay nada como encontrar las definiciones en nuestro interior.

Entonces, se puede decir que el despertar de la conciencia se refiere a descubrir una sabiduría que podemos obtener de la experiencia y del estudio con la capacidad para manifestarla. Entendamos el concepto de sabiduría. Empecemos por su etimología. Viene del latín «sapere» que es sinónimo de tener inteligencia y buen gusto.  La Real Academia Española hace referencia al nivel más elevado del conocimiento. Quien posee sabiduría, por lo tanto, dispone de saber y de un entendimiento profundo sobre algún tema. Podríamos conectar la inteligencia con el conocimiento profundo y así puede resultar más fácil comprender la sabiduría. Hoy en día hay corrientes que hablan de la Inteligencia Emocional y también de la Inteligencia Espiritual. No abarcaré todas las opciones posibles, más bien intentaré ser lo más concreta posible con un tema tan grande.

Con este preámbulo consideremos por qué es necesario despertar la conciencia. Es más que evidente que tanto el Planeta como todo lo que aquí habita está pasando por grandes cambios. En vista de que la realidad que vivimos la hemos heredado, no la consideramos como una co-creación temporal que responde a las necesidades de una época sino como una realidad que existe y en la que nos toca sobrevivir. Como la vida de un humano es corta en relación a las distintas eras que abarcan siglos y milenios, la realidad que compartimos parece ser la única posibilidad de co-existencia. La verdad es que respondemos a más cosas de las que podemos imaginar. Todo está conectado con todo. Las redes cibernéticas no son distintas de las redes del sistema nervioso pues vivimos en un mundo fractal que poco a poco vamos reconociendo. Ahora sentimos que las 24 horas parecen de menos duración y es que, gracias a los aportes del Dr. Winfried Otto Schumann que descubrió un efecto de resonancia en el sistema Tierra-Ionósfera que se conoce como la Resonancia Schumann se llegó a entender que la velocidad de rotación de la Tierra ha cambiado.La Resonancia de la Tierra (Resonancia Schumann) ha sido de 7.8 hz/segundo por miles de años. Desde 1980 se ha elevado hasta 12 Hz. Esto significa que 16 horas equivalen ahora a un día de 24 horas. ¡El tiempo se esta acelerando y vaya que lo estamos sintiendo! Algo muy intenso está sucediendo y se ha vuelto evidente para la mayoría.

En medio de este movimiento de energía y eventos, en nuestro mundo, empezamos a darnos cuenta de que muchas cosas que veníamos haciendo nunca fueron buenas para nadie pero como no tenían un efecto a gran escala no llamaban la atención. Los desastres que surgen de la mano humana tienen un impacto sensible que amenaza nuestra propia supervivencia pero la codicia, la pereza, la comodidad y el placer son mucho mas fuertes que el impacto letal que nos deja. En función de los desastres que estamos generando los humanos y la violenta irrupción en el equilibrio ecológico, el despertar de la conciencia implicaría hacernos conscientes de nuestro impacto no solo inmediato sino a largo plazo. El otro día leí que un envase de yogurt de las olimpiadas de los años 80 apareció recién en las costas de México. Nuestro uso acomodado de los plásticos ha generado un daño gigante. Nuestra comodidad supera las necesidades de supervivencia globales. Los resultados de lo que hemos co-creado nos pide a gritos que cambiemos. Los cambios macro de estructuras sociales tomarán más tiempo en darse que los cambios personales. Aún así, estos cambios grandes empiezan con los cambios individuales que vamos haciendo.

Existen formas y niveles de sabiduría. Jiddu Krishnamurti, por ejemplo, dijo que la forma más elevada de inteligencia humana es la capacidad de observar sin juzgar. Carl Gustav Jung dijo: quien mira hacia afuera sueña; quien mira hacia adentro despierta. Rumi dijo: la realidad está bloqueada por forma e imagen. Y, en los capítulos internos Chuang Tzu nos cuenta que soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu. Muchos Maestros Iluminados nos dicen que la vida que concebimos como esta realidad no es más que otra forma de sueño o ilusión y que lo entenderemos cuando despertemos de este gran sueño y nos encontremos con nuestro ser verdadero. Son todas frases poderosas que hacen alusión a formas de sabiduría que podemos contemplar hasta asimilar. Cada ser humano viene a experimentar ciertos niveles de conciencia y potenciar su sabiduría. Esto no llega de manera gratuita sino a través del trabajo que cada quien haga consigo mismo basado en sus experiencias de vida y su interés por expandir los horizontes de su conciencia. Podría decir que no hay mayor despertar que el de conocerse a uno mismo más allá de la personalidad. Se trata de reconocer al Yo Superior y ese lado trascendente que conoce realidades multidimensionales más abarcadoras. Pero aquí estamos, atorados en la tercera dimensión gobernada por el ego y sin la capacidad de reconocer cómo funciona el ego y sus efectos internos y planetarios. La mayoría, todavía, no potencia su sabiduría sino que estimula su ego. No necesitamos estudiar Psicología para comprender el ego. Bastaría con aprender a observarse, cuestionarse y desarrollar la capacidad de discernimiento como para identificar si «ese» impulso interno viene del ego o es natural para el alma. Para llegar a ese punto habría que mirarse de tal manera que se pueda empezar a reconocer qué es el alma y así ya se puede ir distinguiendo entre lo uno o lo otro. El ego es tan poderoso y manipulador que muchas veces nos hace creer que algo viene del alma y podemos caer en la trampa. Por eso necesitamos ser cuidadosos con nuestras propias percepciones. Con la práctica vamos descubriendo las cualidades sensoriales que los diferencian. Ese despertar interno, despertar de nuestra propia ilusión, es lo más grande que podemos logar en nuestra vida. Empieza con darse tiempo a solas, para la reflexión, la contemplación, el cuestionamiento y ojalá la meditación.

¿Por qué necesitamos despertar la sabiduría interior? Sencillo: porque si somos tan responsables de tanta destrucción, despertando vamos a poder hacer las cosas con mayor responsabilidad, claridad, honestidad y empezaremos a co-crear un nuevo mundo basado en cosas más reales y menos ilusorias.

Este es un breve artículo que desea estimular el interés por el despertar. Hay muchas cosas que quedan por decir, pero considerando que son 16 las horas que tenemos, alargarme en ensayos reflexivos no va con este momento. Iré desglosando los temas conforme los pueda reunir de manera concreta. Gracias por leer, comentar y compartir.  Si deseas recibir notificaciones de nuestras publicaciones puedes dejar tu información en el pop-up de la página.

2 comentarios
  1. Estoy en ese camino. Sus menssjes me podran ayudar a transitarlo

  2. Que buen tema..gracias por haberlo escrito de esta manera, es lo que venía yo pensando y ahora me encuentro que no estaba equivocado.
    Que dificil es salir de este sueño, saber si es el ego o mi conciencia, gran trabajo. Tiene usted toda la razón que debemos trabajar sobre nosotros mismos para que este hermoso mundo no sea destruido por nuestra inconciencia.

    Gracias, de usted atentamente,

    Efraín

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