¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando piensas en progreso? Considéralo antes de seguir leyendo este artículo. He consultado con varias personas y, a pesar de que incluyeron temas de nivel personal, en el fondo, la relación principal tiene que ver con una mejora económica. Cuando decimos que un país está progresando, ¿a qué nos referimos? Aquellos que no entendemos nada de economía ni lo que significa un PIB (producto interno bruto), ¿cómo entendemos y vemos el tema del progreso de un país? Generalmente, medimos el progreso por la cantidad de edificaciones o proyectos nuevos que se realizan, el nivel de empleo y otros indicadores sociales que nos pueden dar la sensación de progreso colectivo, de que todos están mejor y hay menos pobreza. En la naturaleza el crecimiento es natural. Si sembramos espinaca, generalmente, no crece una espinaca de una semilla sino que se expande. Para nosotros también es natural crecer, nacemos chiquitos y vamos creciendo gracias al alimento y el cuidado que recibimos. Crecimiento y progreso son dos cosas diferentes pero van de la mano. Podemos crecer hasta cierto punto y podemos progresar indefinidamente. El ser humano no parece tener límite en su deseo de progresar. Abrimos, por decir, un almacén. Tenemos éxito y, entonces, queremos abrir otro y luego otro y así sucesivamente. Así se forman esas cadenas nacionales e internacionales de distintos tipos de productos y servicios. Mientras más grandes, más poderosos y su progreso se refleja en una economía creciente para los inversionistas. Definitivamente, es maravilloso progresar. Prácticamente, casi todos lo queremos. Está bien y es justo, al menos en el sistema en que vivimos hoy en día. Sin embargo, ¿cómo medimos el límite justo y adecuado? Especialmente si hemos notado que mientras más se tiene más se quiere y no solo eso, sino que el progreso tiene un impacto ambiental. ¿De qué depende que una persona encuentre su término justo y que su límite no afecte al límite de lo demás, no de «los» demás sino de «lo» demás? Parece que solo la conciencia puede dictar el límite justo. El problema es que convertirse en una persona consciente implica realizar un proceso no grato para muchos. Esto implica un progreso hacia adentro y no, necesariamente, hacia afuera, al menos en los términos mencionados hasta el momento. Se refiere a un camino hacia la simplicidad que se contrapone con el crecimiento externo de la abundancia y la codicia. Entonces, observando la realidad global que se vive en el Planeta, en este instante, ¿cómo lo evaluarías tu? ¿Cuál es el nivel de conciencia colectiva en el que estamos viviendo? ¿Qué consecuencias puede traer la realidad colectiva? Ahora has lo mismo a nivel personal. ¿Qué nivel de conciencia has logrado hasta este momento? ¿Cuáles son las consecuencias que has observado de ese nivel de conciencia que has logrado? Sé lo más objetiv@ y sincer@ posible.
Cuando regresaba a casa, veía por la ventana del avión la manera en que se destrozan montañas en nombre del progreso. No solo con la intención de hacer avenidas o carreteras sino que se veía extracción de materiales. Si es por los humanos, simplemente, no hay límite pero, tampoco hay una visión de las consecuencias a largo plazo. Nos seguimos reproduciendo a un ritmo acelerado. Se estima que en el 2050 seremos 9 billones de habitantes. Obviamente, los humanos tendremos que adaptarnos a vivir apretados, cada vez más desconectados de la naturaleza, la misma que ha sido un ancla para sentir paz, armonía, tranquilidad, conexión con lo divino, inclusive. ¡Me alegrará no estar aquí para presenciar ese mundo! Quizás lo más crítico, en nuestra capacidad para destruir los recursos naturales, es la muy probable incapacidad que tendremos para alimentarnos. Es que no podemos conformarnos, nuestra naturaleza inquieta, curiosa e inconformista siempre querrá más, a menos que empecemos, desde ya, a enfocar nuestro entendimiento de progreso en otra dirección pues no podemos seguir basando nuestro concepto de progreso en tener más dinero. El dinero, si bien nos da tantas comodidades y posibilidades, es una ilusión. ¿Te das cuenta el valor que hemos puesto en unos rectángulos de papel con dibujitos? Creo que ahí empieza la disfunción mundial. Es el «bien» que la mayoría persigue, por la que matan, por lo que se enceguecen. Es una maravilla lo que el dinero nos puede ayudar a conseguir, pero es un medio que ha afectado tanto nuestra escala de valores por el poder que le hemos otorgado.
El progreso es importante, es natural y muy satisfactorio. Recuerdo como empezó, por ejemplo, la cadena de Supermaxi, antes era La Favorita (tienda de alimentos). Había un almacén pequeño en la avenida amazonas al que mamá me permitía acompañarle cuando era niña. Hemos visto su progreso a través de los años y hoy es la cadena de supermercados más grande del país. Recuerdo el primer local de «Los Ceviches de la Rumiñahui«, en un garaje en el barrio Rumiñahui. Ahora están casi a nivel nacional, en muchos centros comerciales y siguen creciendo. Miles de pequeños negocios que empezaron así, en un garaje, en un huequito, en algún lado, y ahora son grandes empresas. Hay un sentido de admiración y satisfacción de ver como han crecido haciendo bien las cosas. Hay que tener visión para dar en el clavo de un negocio y saber como manejarlo para que crezca. Las empresas exitosas generan fuentes de trabajo y eso hace que se mueva la economía, ofreciendo una posibilidad de crecer y progresar. Pero, nuevamente, ¿cómo encontramos un límite saludable? Consideremos el tema del límite saludable. ¿Cómo definirías tú el límite saludable? En el sistema económico en que vivimos hoy en día, la mayor parte de gente dirá que puede hacer lo que desee con el dinero que genere y, ante eso, nadie puede opinar porque es una decisión personal. Si esta persona desea construirse una mansión, lo hace y no se puede objetar. Al ser un bien personal, no común, cada persona define sus límites. No pensamos en nuestro impacto en nada, solo en el nuestro. Es una realidad, así se ha desarrollado el esquema actual. Mientras pensemos individualmente no habrá manera de crear un nuevo concepto de progreso justo con todo lo que es. En el esquema actual, habiendo tanta abundancia en el Planeta, existen demasiadas extremidades. Esa es la consecuencia del sistema en que vivimos. Iremos comprobando, cada vez más, que este sistema es una de las causas más importantes para la autodestrucción ya que promueve la codicia humana, promueve la violencia, la insatisfacción. Estamos tan sumergidos en el sistema que no nos damos cuenta de que se ha creado un círculo vicioso en el que, como roedores de laboratorio, damos vueltas y vueltas en lo mismo y lo mismo. Lo más interesante es que eso nos parece normal. Asumimos que así son las cosas y ya. Y, pues, así son, pero no apelamos a nuestro sentido de curiosidad e inconformismo para crear un nuevo sistema que no sea como los conocidos y experimentados en los últimos siglos, o sea, ni capitalista, ni comunista, ni socialista, ni dictaduras, ni nada por el estilo. Sería extra-ordinario que encontremos un sistema basado en la conciencia de bienestar comunal. Bhután nos puede dar ciertas pautas ya que ellos no miden su progreso en función del tema económico o PIB sino que lo miden en función de la felicidad de la población y lo llaman el GNH (gross national happiness) que se basa en 9 dominios diferentes: bienestar psicológico, nivel de vida y felicidad, buen gobierno, salud, educación, vitalidad de la comunidad, diversidad cultural, uso del tiempo y salvaguardar el medio ambiente. Ellos sugieren algo fabuloso al sostener que un desarrollo beneficioso de la sociedad sucede cuando se da un crecimiento material y espiritual concomitante como fuerzas complementarias en la vida de los pobladores. A nosotros nos podrá parecer irreal e imposible, pero ellos lo están haciendo y son un ejemplo para el resto del Planeta. ¡Qué tal si pusiéramos énfasis en un GNH en vez de un PIB? ¿En qué cambiarían los principios del vivir? Se ha comprobado que tener más dinero no necesariamente es sinónimo de mayor felicidad, entonces, ¿por qué insistimos en basar la tranquilidad, inclusive la felicidad, en el progreso económico?
Definitivamente, necesitamos cambiar de enfoque. No es algo que se dará fácilmente. Es más, mucha gente ni quisiera considera el tema del bienestar común. Prefieren seguir pensando solo en el bienestar personal. Esto es consecuencia del sistema disfuncional en que hemos dado vueltas ya demasiado tiempo. Consideremos la mezcla de sobre-población mundial y destrucción de los recursos naturales. Solo de pensar da escalofrío. El ser humano puede entrenarse para enfocar su atención en un sendero diferente, finalmente, bien entrenados estamos para este sistema sin niveles de felicidad que puedan observarse, satisfactoriamente, a nivel global. Si empezamos a considerar nuevas opciones estaremos sembrando las semillas para que futuras generaciones lo puedan manifestar. Todo empieza con la idea y ya existen propuestas que nos encaminan a un cambio de sistema como la teoría del decrecimiento de Serge Latouche. Hay propuestas más «locas» como el Proyecto Venus de Jacque Fresco, Zeitgeist Movement de Peter Joseph y el movimiento Thrive de Foster Gamble. Todas estas nuevas corrientes tomarán tiempo para asentarse y masificarse. Pero, las cosas no dejan de recaer en las manos de cada uno de nosotros que necesitamos hacer lo que esté a nuestro alcance para fomentar un cambio que sea para el beneficio de todos.
Aquí un link a un artículo de un hombre que vive sin dinero: http://www.trueactivist.com/the-man-who-lives-without-money/
y aquí un link para que vean un documental relacionado: http://www.thehappymovie.com/
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Muy buen artículo.
De hecho un cambio de enfoque o de vida vendrá con un cambio de consciencia.
Sigue adelante amiga, felicitaciones por tus artículos.
Un abrazo
Irma
Interesante, es un artículo para analizarlo mucho. Tiene muy buenas propuestas.
Gracias por tu contribución.
Si hoy, todos contribuimos con un granito de arena, y preparamos el terreno y el camino para las futuras generaciones, no será demasiado tarde. Gracias Goy, un artículo que nos sacude y nos hace reflexionar.
Muy interesante articulo, una aproximacion a las motivaciones de vida que tenian nuestros pueblos pre hispanicos. Seguramente los defensores del modelo actual de desarrollo dirian que esta propuesta es una regresion a la epoca de las cavernas, es muy dificil que, en la logica del pensamiento del hombre actual, pueda entenderse como un modelo de crecimiento de la humanidad. Esperemos que no sea demasiado tarde cuando entendamos que hay otro sendero.