Este es el programa radial que realizamos al respecto.
Aquí el artículo escrito sobre el tema.
El otro día que conversé con unos clientes que vinieron a Serenidad y me contaban que vivían en Utah y cómo era la vida allá, de pronto, tuve un respiro de alivio de saber que sí hay lugares en los que se puede vivir, relativamente, en paz. Mientras me narraban sus experiencias volví a sentir el poder que tiene la confianza y su relación con la libertad. Uno de los ejemplos que me comentaron y que me hizo acuerdo de lo que es la confianza, fue que en una de las universidades los estudiantes, al ingresar a la cafetería, primero escogen y toman lo que desean servirse y, luego de comer, se acercan a la caja para pagar. La cajera les pregunta: ¿de qué te cobro? Y los estudiantes dan el detalle de lo que han consumido sin que haya la necesidad de tener cámaras ni vigilantes, sin la noción de: «mentiré para que me cobren menos». Esto me llevó a una contemplación sobre actitudes y mentalidades que dan forma a una cultura. Hay algo que es poco fácil de describir pero haré el mejor intento. La energía de un ambiente está dada por las emanaciones colectivas. Tomaré esta situación de la cafetería como un ejemplo. El ambiente que se ha cultivado ahí es el de la confianza, la ética, la libertad, la responsabilidad, la honestidad y transparencia. La mayoría de personas de ese ambiente viven en medio de una energía colectiva que promueve estos principios y la gente actúa de esa manera. Entonces, como esta energía es la más abarcadora invita, espontáneamente, para que la gente se comporte de acuerdo con esos principios. Yo no soy para nada “religiosa” en el sentido convencional de la palabra pero debo destacar la obra de los mormones en este punto específico. Viendo de lejos y lo que he podido percibir y escuchar sin tener una experiencia directa, parece que han hecho un gran trabajo en sostener una pequeña sociedad que cultive este tipo de ambiente. Esto no significa que no haya errores, que no haya excepciones, y menos que sea perfecto pero, en términos prácticos, les ha servido un buen propósito. Esto me llevó a entender un poco mejor por qué son tan cerrados y se mezclan solo entre ellos. No me quiero quedar en el establecimiento religioso sino ir más allá puesto que esto también se puede lograr y, de hecho, se ha logrado en muchas otras comunidades sino que tomo este ejemplo por lo fresco que está y el impacto que tuvo sobre mí al escucharlo. Lo que quiero hacer hincapié es en este tema de la generación de energía en un ambiente. Cuando me contaban eso enseguida dije: «eso allá muy factible pero, ¿aquí? ¡Qué va!» Los latinos nos caracterizamos por esa picardía medio maliciosa que nos sirve tanto para cosas maravillosas como la creatividad en las bromas de doble sentido que circulan tanto como para creer que podríamos salir de esa cafetería victoriosos al haber mentido para pagar menos.
Si te pones a notar cómo es el ambiente y el comportamiento en diferentes regiones del planeta podrás comprender a lo que me refiero. Interesantemente, el ambiente no solo es consecuencia de lo que emanamos los humanos sino de las características energéticas del lugar. Aquí, en Ecuador, por ejemplo, las personas de la sierra y de la costa somos totalmente diferentes en formas de pensar, prioridades, valores, aun siendo de un mismo país. Cada región del planeta es consecuencia del entorno natural y, los que ahí habitamos tenemos la opción de responder al tipo de energía del ambiente natural de muchas formas. Debido a que esto es un proceso inconsciente, generalmente, respondemos a la energía que esté más en la superficie, más al alcance del nivel de conciencia de sus habitantes. La pregunta que surge al ver la dinámica que se forma es: ¿quién vino primero, la gallina o el huevo? o, aplicado a esto sería: ¿somos consecuencia del ambiente energético o el ambiente energético es consecuencia de lo que nosotros emanamos? Supongo que existe una respuesta, en el caso de la gallina y el huevo, pero no está al alcance de mi nivel de conciencia. Lo que sí tengo claro es que esta dinámica ambiental/energética existe y es recíproca. Considero que el mayor inconveniente es que la masa reacciona como “borrego” a esta interacción y creería que de lo que se trata es de darnos cuenta y de aprender a escoger mejor, sobre todo si queremos confirmar que se puede vivir en felicidad, paz y armonía. Hay ciertos lugares que, quizás por su “karma”, les cueste más que a otros vivir alineados con los principios que rigen la luz y, si escogemos nacer ahí, tendrá que ver con nuestro propio karma y/o lo que podemos aportar para cambiar la vibración.
¿Cómo puede un pueblo transformar su ambiente? Todo empieza con el cambio de uno. Ahí empezamos a emanar una energía que se va sincronizando con la energía de otros que entran en resonancia hasta que el mayor porcentaje se encuentre en la misma resonancia. Esto, obviamente, puede tomar generaciones pero todo empieza con uno. Sería muy irresponsable pensar que como no veremos los cambios durante nuestra vida, entonces, mejor seguir viviendo al ritmo de lo que se vibra hoy. Evidentemente, si no tenemos ese nivel de paz y tranquilidad como para dejar casas abiertas, carros sin llave y así, sucesivamente, es un reflejo de que no vivimos como queremos. No creo para nada que esto es utópico, si ya viven ciertas comunidades de esa manera esto es muy factible lograr sino que tiene un costo que empieza con sacudir nuestra propia ignorancia.
Quisiera volver al tema de la confianza y la libertad. Para vivir en esa confianza uno tiene, necesariamente, que entender lo que significa y los beneficios que trae. Eso nos ayuda a cultivarla y a manifestarla. Se necesita confiar en uno mismo lo suficiente como para saber que si surge algún pensamiento tentador que nos quiera sacar de su lineamiento, nosotros podamos pararlo o decirle: ¡No! Las tentaciones del lado oscuro siempre existirán, siempre estarán presentes. Son importantes porque nos prueban todo el tiempo. Nos permiten vernos a nosotros mismos y nos ayudan a fortalecernos internamente. Esto no nos enseñan ni en los colegios ni en la mayor parte de hogares. Lo aprendemos conforme nos vamos descubriendo internamente. No quisiera que se confunda con la enseñanza de valores en el hogar. Esto es algo muy puntual que se enseña con el ejemplo y emanándolo en el ambiente, hablando al respecto con total apertura y sin juzgamiento. Entonces, hay cosas que hay que manejar, concomitantemente, con la confianza como, por ejemplo, saber manejar la verdad, respetar la libertad, ser sinceros, aceptar los errores o las equivocaciones, entre otras cosas. Parecería que envuelve demasiada pero, la verdad, lo uno lleva a lo otro y es, realmente, muy sencillo y simple. La base es estar atento de uno mismo todo el tiempo y ser todo esto con uno mismo porque es la única manera de conocerlo, asimilarlo, procesarlo y manifestarlo.
Tú puedes empezar a generar ese ambiente en tu hogar o lugar de trabajo. Aquí en Serenidad lo hemos hecho. Les he explicado, de la mejor manera que he podido, la importancia de la confianza, de decir la verdad y, cuando sucede algo aparentemente desagradable, no reacciono como una energúmeno sino que primero agradezco que me digan la verdad y luego encontramos soluciones. Aparentemente, ha funcionado y aquí hay personas de diferentes niveles de educación. No se requiere de grandes cosas para entenderlo. Solo hay que fomentarlo, explicando y haciendo dar valor a lo que representa. No sé si ha sido el caso de muchos de ustedes pero, en la época del auge de las empleadas domésticas, era conocido que tenían la tendencia a “robar”. A mí me pasó que no solo un par de empleadas salían con funditas a diario y yo me sentía pésimo de averiguar qué se llevaban, sino que también he tenido colaboradores que hacían lo mismo. Cada que confirmaba el asunto, simplemente, los despedía. Pensé que ese cambio sería muy difícil de lograr. Pero tengo la certeza de que eso puede cambiar. Me siento tranquila de lo que hemos podido lograr con el personal. Nos apoyamos y nos ayudamos mutuamente. Hay ciertas diferencias inevitables, pero creo que la base de estos principios está anclándose cada vez más. Cuando desean llevarse algo, lo piden. La confianza está vigente hasta que demuestren lo contrario y considero que todos nos sentimos bien con eso. Lo conversamos cada cierto tiempo como para reforzarlo y eso también es importante. No me siento todavía totalmente satisfecha porque, realmente, creo que podemos llegar mucho más lejos con esto pero, al menos, lo hemos empezado. Lo óptimo sería que todos podamos manejar el mismo nivel de aceptación de la verdad y eso se logra con el trabajo que cada uno hace en sí mismo. Yo no soy el tipo de persona que le gusta imponer mi punto de vista ni doy consejos a menos que me los pidan. Tendré mis momentos eufóricos con ciertas personas, una en especial, pero aprendí que puedo tener claro mi panorama y, apenas, ayudar lo mejor que pueda a quienes acudan a mí. Pocas veces propongo temas de conversación “complicados” o “filosóficos”, la verdad no me rodea casi nadie con quien hablar de mis temas predilectos. Más bien trato de fluir con las oportunidades que se dan para hablar de ciertos temas. Desarrollar esa capacidad sensorial y la prudencia para saber cuándo es el mejor momento me ha tomado medio siglo y todavía necesito pulirme en algunas cosas pero eso me ha servido para abordar ciertos temas en ciertos momentos.
Puedo hacer una evaluación después de 8 años de trabajar juntos y sí hay cambios en todos. Ni con mi familia he podido tener tanta llegada como con el grupo de trabajo porque, finalmente, convivimos un promedio de 10 horas diarias de lunes a domingo. Todos tenemos distintas tendencias y creencias. A ninguno de mis colaboradores le interesa los temas de meditación ni trabajo interior. Sin embargo, a través de lo que han visto y han escuchado algo se va quedando y, a pesar de las diferencias, hemos podido convivir con ciertos principios básicos y generales que funcionan bien para todos. Así que es factible lograrlo a gran escala. Sí considero que es importante llegar al punto de desear, de anhelar el trabajo interior y profundizar en la comprensión pero cada quien tendrá que llegar a eso a su propio ritmo.
Si bien me he referido a la libertad que se genera cuando en un ambiente se respira la confianza, no hay nada como lograr la propia libertad interior en la que, sea donde sea, uno no esté atado a nada ni nadie y pueda ser totalmente libre para ser lo que es. Pero eso es harina de otro costal.
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Muy buena reflexión , desde el hogar , se debe iniciar el nivel de aceptación de la verdad , como tú lo explicas, es un poco dificil, nuestra cultura , nuestra viveza criolla , nos hace creer que si no hacemos trampa, somos unos tontos . Se dice bulgarmente en nuestro medio !!! Indio que no roba , peca !!! , que tal manera de pensar …… La confianza debe ser lo más importante y , si esta se rompe , será diferente la actitud que tengamos con esa persona , nos sentiremos más tranquilos con nosotros mismo .