Espejito, Espejito, ¡Refléjame lo que Necesito Ver de Mí!

Hace un par de semanas una persona me dijo que éramos espejos el uno del otro. Como esto es algo que con frecuencia me lo ha repetido me paré a contemplar con más detenimiento esta idea, no solo en relación a lo que esta persona me dijo sino en términos generales. Cuando dos personas descubren que son espejos mutuos, ¿qué significa? y, ¿cómo se hace esto consciente? Podemos hablar al respecto, podemos inclusive reconocerlo intuitivamente pero, ¿cómo pasamos de conocerlo a realmente saberlo? Se necesita mucha objetividad y una capacidad de visión muy profunda para descubrir cómo funciona el tema de los espejos. Fíjate, además, que cuando te miras en un espejo te ves al revés, y es el único reflejo que tienes para saber cómo eres, más no quién eres porque lo esencial es invisible para los ojos.  Hay muchos cabos sueltos que unir. Si comprendemos que nada es gratuito y que, por algún motivo, sentimos a veces cosas que no tienen sentido, pero que luego sucede algo que lo pone en perspectiva, entonces, nos vamos dando cuenta la manera en que el despertar sucede en un lugar en que no hay espacio ni tiempo. La vida solo es el medio para el despertar y conforme suceden las cosas y las vamos comprendiendo, es como ir armando un gran rompecabezas que une las piezas para tener una visión más clara y contundente de la existencia.

He estado trabajando en entender la manera en que esta persona, que apareció súbitamente en mi vida y que me ha traído mucha turbulencia, puede, de alguna manera, ser un espejo para mí. En esta experiencia se han juntado tantos aspectos de la existencia que, realmente, ha sido un viaje sorprendente. El karma, las vidas pasadas, el alma, el ego, el amor, el miedo y el odio, todo en un solo paquete. A través de esta singular relación he podido comprender tantas cosas que, a pesar de todo lo difícil que ha sido, he podido resolver algunas cosas pendientes y, sobre todo, constatar cómo funciona lo que se arrastra de vidas pasadas y su forma de generar movimiento y energía en las relaciones del presente.

Primero quisiera considerar el tema del karma. Si entendemos que esta es una ley universal de causa y efecto, de acción-reacción, entonces, ¿podemos aceptar que lo que vivimos en esta vida es consecuencia de lo que arrastramos de otras vidas y de esta misma? Según Wikipedia: «De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores.  Generalmente, el karma se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto. Se refiere al concepto de «acción» o «acto» entendido como aquello que causa el comienzo del ciclo de causa y efecto.  El karma explica los dramas humanos como la reacción a las acciones buenas o malas realizadas en el pasado más o menos inmediato.» Pero, ¿acaso podemos ver nuestra vida ahora como una consecuencia de cosas que hicimos en otras vidas? Esto es muy difícil si no recordamos qué hicimos pero, al ir despertando, nos vamos dando cuenta de las cosas cuando las vemos desde una perspectiva más amplia y profunda. Si alguien ha tenido una infancia terrible, ¿a qué se puede deber? Finalmente, cuando se entra en el sendero espiritual se comprende que el ambiente familiar al que venimos es parte de esta rueda de karma o dharma, que nos ofrece el espacio para trabajar las cosas que necesitamos pulir en nosotros mismos. Si tuvimos una infancia desastrosa, ¿podemos aceptarlo como parte de nuestro karma? ¿Qué habremos hecho como para tener una infancia con tanto sufrimiento? Si no existen las coincidencias, ¿a qué podemos atribuir algo así? No es cuestión de sentirse culpable sino de entenderlo desde una visión más amplia. Igualmente, si tuvimos una hermosa infancia, ¿podemos decir que, simplemente, ha sido cosa de suerte tener los padres que tuvimos? ¿Tuvimos «suerte» de venir a esta o aquella familia y «mala suerte» de nacer en otra? Hay gente que, al considerar esto, se siente muy mal consigo misma, especialmente si acepta que su vida ha sido muy complicada, difícil y llena de dolor. Pero, eso es solo perpetuar un sentimiento devastador en vez de verlo como una oportunidad para transformarse y retomar el camino de conexión con el alma. Finalmente, si todos estamos aquí algún karma pendiente tendremos y, de todas maneras, todavía vivimos en el manto de la ilusión. Qué unos la tengan más difícil que otros es una demostración de que esta ley es innegable y de que todo se paga, tarde o temprano. Hoy en día, por la velocidad a la que se está viviendo, el pago del karma es más rápido, no hay que esperar muchas vidas para ver cómo funciona. Así mismo, quienes han tenido una linda infancia, también debe ser consecuencia de esta ley universal. Pero, ¿qué se hizo para merecer lo uno o lo otro? Eso es lo que cada quién tendría que descubrir al desmenuzar su vida e ir atando cabos. Podemos equivocarnos en el camino pero, la sensación cuando las piezas caen en su lugar es muy especial.

Cuando esta persona mencionaba lo de los espejos, me preguntaba si realmente entendía lo que estaba diciendo. Especialmente luego de que me mencionó que, al ver una escena no muy agradable de una película, se acordó de mi y lo relacionó con alguna vida en la que él asume que yo tuve ese papel en su vida. Es tan fácil hablar de las cosas aún sin entenderlas en profundidad. Lo difícil es  entender, realmente, lo que eso significa porque requiere un proceso de concienciación. Para darme cuenta de que lo que me decía no era más que un reflejo de él mismo en mí, lo que él hizo o, en otras palabras, su karma conmigo, que no lo puede ver porque lo está proyectando, tuve que atar cabos con cosas que había sentido aún antes de conocerle y sensaciones que surgieron algún momento luego de conocerle. Tras esa conversación, en la que me dijo lo de los espejos y me comentó sobre la escena de esa película, durante mi tiempo de contemplación, de pronto, el remoto pasado y el presente se juntaron y pude ver con claridad un ejemplo de cómo funciona el tema de los espejos. En este caso muy particular ha sucedido algo que me tiene parada de puntillas. He tenido encuentros muy fuertes de alma a alma con él en los que parecería que somos espejos, pero, a nivel personal no hay nada que pueda ser un reflejo, más bien diría que es un anti-reflejo, que, igualmente, es muy importante. No comprendo todavía cómo puede suceder algo así. Parecería que me estoy relacionando con 2 seres totalmente diferentes y he tenido que apelar mucho a la intuición y los experiencias místicas para poder entender esta dicotomía. ¿Puede una persona tener una conexión tan rota con su alma? Hasta el momento, no solo por esta experiencia con él sino por lo que se ve en el mundo, mi respuesta sería un sí definitivo. Mientras no salgamos de nosotros mismos, mientras permanezcamos encerrados en nuestro ego, no podremos ver en otros sino un reflejo de uno mismo y, por eso, vivimos separados. El problema radica en que no sabemos que estamos viendo en otro el reflejo de uno. Pensamos que vemos a las otras personas como son. La verdad es que sí percibimos muchas cosas de manera acertada. Percibimos intenciones, percibimos energías. Sino que se mezcla, todo esto, con esta manera tan ensimismada que tenemos de vivir y, al ver a otros por medio de una visión disminuida o diminuta, en la que más proyectamos nuestra versión de su realidad que no es más que la nuestra, creamos nuestra propia confusión e ilusión de la verdad.

Ahora, ¿por qué proyectamos en unos cosas buenas y en otros cosas malas? Hay algunas posibilidades que vale la pena considerar. En unos casos, como el que comparto, es porque hay algo pendiente en esa relación. Algo que sanar para poder liberar el karma. En otros casos, vemos en otras personas lo que no nos gusta de nosotros o aquello con lo que tenemos dificultad. Estas personas nos hacen un bien a través de una situación difícil e incómoda porque nos permiten trabajar en lo que necesitamos pulir para convertirnos en la luz que somos. Así que son nuestros mejores aliados cuando lo vemos así. Cuando proyectamos algo positivo en otra persona también puede ser por dos motivos principales. Un motivo es porque hay un buen karma o un dharma y la otra es porque vemos las cosas que deseamos para nosotros y nos genera admiración y sentimientos maravillosos. También nos enganchamos con otras personas porque tenemos cosas pendientes. Recordemos que una atracción necesita darse para que las personas puedan resolver los temas pendientes, así que es fácil caer en la atracción pensando que es por un amor potencial. Respondemos, inconscientemente, a las vibraciones que emanan otros y que sintonizan por cualquier motivo, positivo o negativo, con nuestro cuerpo vibratorio. Discernir si es lo uno o lo otro es lo complicado, más aún si nos identificamos con pensamientos y sentimientos que están siendo manipulados por el ego o por las heridas o traumas del pasado que no han sido sanadas y que, por ende, no aportan una percepción más sintonizada con la verdad del asunto.

Desenredar tantos nudos con los que vivimos es una mega tarea. Lo valioso de esto es que cada vez las cosas son más claras y así nos vamos preparando, conforme caminamos, para algún momento despertar de esta gran ilusión en la que estamos sumergidos. Esto nos puede poner en disyuntiva, ¿podemos alguna vez ver a alguien tal y como es, sin proyecciones? Considero que sí es muy posible. Primero hay que reconocer el camino para verse a uno mismo, caminarlo y experimentarlo con más conciencia y, así, se podrá aprender la manera para ver a otro tal y como es. Este tal y como es significa ver a la otra persona en esencia, verla en su alma. Yo me encontré con su alma. Al menos así es como reconozco lo que me ha sucedido a ese nivel, ya que no he tenido un contacto físico cercano que me distraiga. ¿Cómo saber que no es una proyección? ¡Lo sabré, con certeza, cuando termine de despertar! El ve en mi de acuerdo a su karma y su nivel de conciencia y yo veo en él de acuerdo a mi karma y mi nivel de conciencia. Somos espejos de las cosas pendientes entre los dos, espejos de lo que queremos que el otro nos refleje y sólo nos podrá servir cuando así lo comprendamos. Somos respuestas vibratorias de una existencia compartida que intercambia e interactua con el afán de recordar el camino hacia la luz. Es en la oscuridad que nos reflejamos y que podremos encontrar el brillo de la luz de nuestra alma.