¿Alguna vez te ha dado escalofrío un nombre? ¿Has sentido que aquel nombre te estremece sin saber por qué? ¿Te has sintonizado con la vibración de tu nombre? ¿Te gusta como suena, conoces su significado?
Los nombres son vibraciones que se pueden entender matemáticamente. La unión de las palabras hacen un sonido. Ese sonido emite una vibración que crea una energía. Esa energía tiene diversas formas de interacción con su medio ambiente generando una reacción.
He pasado por la vida sin que los nombres de las personas me impacten o me llamen, mayormente, la atención. Un buen día, recibí un correo con un nombre que me estremeció profundamente. No sabía por qué, ni siquiera entendía lo que me pasaba al contemplar ese nombre, pero era totalmente diferente a lo que había experimentado hasta el momento. Es un nombre que le espasma a mi atención, me deja sin aliento, me sobrecoge la sorpresa y me remueve por dentro. No lo conocía y la energía en el nombre me removió. Hasta ahora no comprendo lo que genera en mi, pero es totalmente único. Luego, empecé a tener muchas experiencias místicas con el alma de quien porta ese nombre. Me llevó a lo más alto del amor tanto como a lo más bajo del dolor. Era yo, experimentándome dividida, separada. En su nombre reconocí la fuerza del alma que trasciende espacio y tiempo. Vi mi oscuridad tanto como la luz. Vi todo lo que negaba, lo que dolía y lo que aceptaba. Vi la vida conectada que no se afecta por la distancia ni el tiempo. ¿Cómo puede generar tanto apenas un nombre? Considero que es el reconocimiento de alguien que se manifiesta a través de una energía familiar.
Han pasado miles de nombres y personas por mi atención, y este es el único nombre que me ha generado algo insondable. El misterio permanece tanto como el reconocimiento de su presencia. Cuando despierte lo comprenderé.
Los nombres como sus personas conllevan una mística relación e interdependencia con el potencial de su personalidad u emociones… Así vemos que, aun en el tiempo que conozco a mi cónyuge (36 años) no deja de inspirarme la relativa armonía de su ser, como si existiera una mística relación entre las partes del todo, es decir, de todo lo vivido y ejecutado durante el tiempo conocido…