El otro día una persona realizó un comentario de una entrevista realizada a Gustavo Plaza sobre la historia y los beneficios del Yoga. El comentario dice lo siguiente: «Cuidado!, Estas prácticas de Yoga son de la Nueva Era. En otras palabras, diabólicas. Amigos católicos oigan como el diablo habla a través de este hombre hablando de Jesús y nombrando a la Santa Biblia. Cuidado! Cuidado! Cuidado!» Cuando lo leí, en un principio, me causó mucha gracia pero, luego, me dio mucha tristeza de este pobre ser. Su ignorancia y ceguedad son evidentes para quien ha leído un poco de historia y no absorbe, como con biberón, lo que se le dice. Este señor seguramente no sabe que el Yoga tiene más de 5 mil años de historia, por ende, muy anterior a su religión. O. ¿acaso todo lo que existía antes del cristianismo era satánico? Y esto de la nueva era también es tan tergiversado que antes de entrar en la mente de los fanáticos quisiera ofrecer mi punto de vista sobre todo lo que se le atribuye, acertada y erróneamente, a la nueva era. Y, para esto, quisiera contar mi vínculo con este movimiento primero. Cuando, en 1980, fui a estudiar en EEUU no conocía nada de la palabra nueva era y menos de que se trate de un movimiento. Un buen día, cuando me estaban cortando el pelo en la peluquería, sonó un tema que, de inmediato reconocí. En la década de los 70, las radios FM no eran muy c0nocidas. La gente escuchaba radio AM y, en nuestro país, había una radio FM, la HCJB, que ponía música instrumental. Mi madre solía poner siempre y, un buen día, escuché un tema que me cautivó. No había manera de saber qué era. Entonces, ese día, mi oído lo reconoció y salte del gusto. La peluquera me dijo de que se trataba y fui directo al único almacén de música que había en el pueblo. La chica me dio el nombre del grupo y, al solicitarlo, me enseñaron 4 Lps. No sabía en qué disco estaba ese tema así que, cada mes compré un Lp puesto que costaba como US 20,00 por ser de un vinilo especial que daba mejor calidad de sonido. Coincidió que justo en el último disco estaba ese tema… Por fin!! Realmente valió la pena. La música de Mannheim Steamroller es fabulosa. Así que iba con frecuencia a invertir las ganancias de mi trabajo en esa tienda. Fui encontrando la música de George Winston, Jean Michel Jarre y tantos otros fantásticos músicos. Lo de nueva era no apareció durante mis años de estudio. Al regreso al Ecuador tuve la suerte de que me acepten trabajar en radio. Lo tomé como hobby pues debido al título que había sacado me ofrecieron un trabajo en el mundo financiero. Esto fue en 1985. Empecé como DJ de Radio Visión y en 1987 ya tomó forma el programa con el que pasaría cerca de 20 años al aire. Al inicio un par de amigos colaboraron conmigo y luego me batí sola. Me puse en contacto con los sellos discográficos y todos se portaron maravillosos, no solo que me mandaban música sino que recibí mucha información. Ahí me fui enterando de toda esta penosa historia que tenía el New Age en los Estados Unidos. Ese país le dio mala fama al new age al asociarlo con el movimiento «yuppie» que se refería a los hippies de los años 60 que ahora eran hombres de negocio acomodados y eso resultaba contradictorio con el movimiento de paz y amor de los hippies. El término «yuppie» terminó siendo peyorativo para la clase media. Entonces, ningún músico quería ser encasillado en este género musical y menos luego de que la revista Time hizo una edición que desarmaba al new age. Sin embargo, como yo venía de otra cultura y no estaba lavada el cerebro, pude apreciar la maravilla que se ofrecía en la música. Años más tarde entendí que lo que sucedía en la música era la misma apertura de portales hacia la filosofía de unidad que marca, claramente, este «movimiento».
Mi vida profesional, entonces, se enfocaba en aplicar lo que había estudiado en administración de empresas. La radio era un hobby y lo mismo los cursos que realicé de Control Mental Silva que fueron fabulosos. Un buen día, una cliente que seguía mi programa radial, me regaló una revista argentina llamada GENTE que tenía un artículo muy extenso sobre esto de la nueva era. Mencionaba la música, las filosofías orientales y su aporte con el yoga y la meditación, y la medicina alternativa. En mi cerebro, de pronto, se ataron los cabos sueltos y, luego de una experiencia trascendental que comparto en el video al final del artículo, decidí cambiar mi vida, dejar el mundo financiero y me concentré en la medicina alternativa y todo lo que esto engloba. Luego de observar, por años, lo que se desarrollaba de forma natural en los sellos discográficos, su vínculo directo o indirecto con filosofías orientales y temas como shamanismo, prácticas paganas y medicina alternativa, era evidente que este «movimiento» solo estaba respondiendo a un cambio inevitable en el inconsciente colectivo. Para comenzar, ¿qué significa esto de «nueva era»? Si notamos objetivamente, tanto las filosofías orientales y sus prácticas de yoga o meditación, son mucho más antiguas que el cristianismo. Ni se diga el shamanismo que fue la medicina y sabiduría de las tribus o grupos nativos que vienen desde milenios atrás. Entonces, ¿qué vínculo tienen con la nueva era? Simplemente es un tema de su renacimiento en las costumbres y forma de vida de muchos seres en la modernidad. La nueva era se refiere a una transición en la conciencia de la humanidad y ya nadie puede negar que está sucediendo, ¿verdad? La música new age fue un espacio para unir la música del mundo al canalizar, en los sellos discográficos, música de distintas tradiciones. Casos claros se dieron en Narada con sus discos de música céltica, andina, africana y del mundo. La naturaleza de este movimiento, que se concentró en los aspectos mencionados, es la conciencia de que todos somos uno. Con esto espero aclarar algunas cosas sobre esto de la nueva era. Igual, aquí les dejo el video en que hablo más del tema, pero en inglés, debido a que es parte del blog en inglés.
Ahora, sobre las mentes fanáticas. He dicho que nacen de una necesidad y de la ignorancia. Cuando una persona está en una búsqueda de algo y no sabe como lograrlo, generalmente, acude en busca de guía. El proceso por el cual uno se va volviendo fanático es similar para todos. Encontramos una persona, un grupo, una ideología, un héroe, alguien a quien llegamos a admirar profundamente y, ¿qué es lo que solemos hacer después? Sencillo: nos embobamos. Caemos en una especie de trance si es que nuestro punto de enfoque (sea la persona, grupo, creencia o lo que sea) logra mantenernos hipnotizados. La base de esto es la ignorancia, es decir, la falta de claridad que uno tiene de uno mismo. Cuando uno se vuelve fanático, no ve razones y no tiene la capacidad para la objetividad. Ha entregado el poder de su mente y de su corazón al objeto de idilio. Esto se ha visto claramente en grupos religiosos, grupos espirituales, o cualquier tipo de grupo dedicado a un culto cerrado. Muchas veces se puede caer en un fanatismo y no se dan ni cuenta porque así de sutil puede ser. La base es la necesidad que nace de una separación de la esencia espiritual innata en cada ser. Todos tenemos el deseo de volver a la unidad, la buscamos a través de una pareja, de la unión con ese algo sagrado que pensamos que nos acoge y es más que nosotros. Un ateo puede ser tan fanático de su creencia como un ferviente practicante religioso. Si no tenemos una guía clara que nos lleve a nuestro propio centro y que nos permita encontrarnos con nosotros mismos, siempre será motivo de tributos. Podemos doblegarnos en humildad ante deidades o seres más evolucionados sin perder nuestro centro. ¿Cuánta gente hay que, por ejemplo, idolatra una imagen de Jesús que puede bien ser falsa? A Jesús y a los profetas, a los maestros y logos los encontramos en nuestro interior, cuando aprendemos a buscar y encontrar lo que representan. Este chico, que realizó ese burdo comentario, parece creer que solo los católicos pueden hablar de Jesús y de la biblia como si fuese su pertenencia. Las sagradas escrituras no pertenecen a nadie porque lo sagrado es en donde encontramos la unión de la existencia. Pero, con una mente tan cerrada y diminuta, jamás podrá encontrar una verdadera realización espiritual porque, simplemente, el espíritu es uno y no está dividido.
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Excelente reflexión…
muy bien gracias y compartido