¿Cómo Elevamos Nuestro Nivel de Conciencia?

Cuando decidí escribir este artículo pedí al Universo que me ayude a encontrar respuestas sobre, qué significa, para qué, cómo hacerlo, los beneficios y las consecuencias y de qué depende que suceda. No sé qué consecuencias tuvieron estas preguntas que desde el día siguiente, que enfoque mi atención en este tema, me cayó una lluvia de «problemas» que me pusieron a la defensiva. Me pregunté si había alguna relación y no sé si la haya o si más bien esto que ha surgido me sirve como medio para encontrar las respuestas. Encontrar el equilibrio en medio del caos es un reto gigante para cualquiera sobretodo cuando se ven afectadas nuestras vulnerabilidades. Empezaré reflexionando sobre las preguntas. ¿Qué significa y para qué elevar el nivel de conciencia? Elevar el nivel de conciencia y, por ende, el nivel vibracional, significa ver los acontecimientos desde una perspectiva más abarcadora, más amplia, más profunda, más clara que permita reaccionar con mayor sabiduría. ¿Para qué intentar lograr una perspectiva superior? Los humanos comunes y corrientes, es decir, el 99.9% de nosotros, estamos acosumbrados a vivir de acuerdo al nivel básico que la mayoría ha logrado. Esto nos pone en nivel instintivo de supervivencia gobernado por las necesidades elementales más los deseos del ego. La mayoría parecemos habernos quedado en un nivel de conciencia territorial (lo vemos claramente por la definición de paises y territorios) que se extiende no solo a la pertenencia de un bien sino la pertenencia de creencias como, por ejemplo, una creencia religiosa. Hemos notado que estas creencias de territorialidad han generado más caos que orden, más guerra que paz. Esto es un claro reflejo de un nivel de conciencia de baja vibración. Entonces, ahora que, gracias a los medios sociales y los movientos masivos de personas, podemos notar un inminente deseo de cambio, en la mayoría, también podemos aceptar que el momento de escalar a un nuevo nivel de conciencia ha llegado. Esto es necesario porque, simplemente, la humanidad ya no aguanta más vivir haciéndose tanto daño mutuo ni generando daño al planeta. ¿Estamos de acuerdo hasta este momento?

¿Cómo logramos dar ese paso a un nuevo nivel de conciencia base? Si bien se evidencian cambios colectivos pequeños la mejor manera de fortalecer ese nuevo nivel de conciencia colectiva es con la elevación de la conciencia individual. Masivamente existe un contagio cuando, de pronto, tiene acogida una idea y se empieza a regar por todos lados. La gente empieza a considerar cosas que no consideraba antes como, por ejemplo, el tema de no aceptar ir a circos con animales o a los zoológicos que mantienen en condiciones deplorables a sus animales. Empiezan a moverse sentimientos o ideas que no se habían considerado antes y que ahora tienen mucho sentido. Todo esto es reflejo de los cambios en la conciencia masiva. Estos cambios que parecen lógicos han tomado miles de años así que empecemos por entender que un cambio masivo en la conciencia es consecuencia de un proceso, generalmente, lento. El proceso de cambio de conciencia personal también es lento pero no tiene que ir al ritmo de las masas sino al que nosotros determinemos. Entonces, ¿cómo lo hacemos? Maneras hay muchas y al final del camino todas desembocan en una sola dirección: uno mismo. Hay que hacer un trabajo interior disciplinado en el que nos convertimos en maestro y discípulo, en que aprendemos a entrenarnos a nosotros mismos en el arte de la auto-observación, el arte del cuestionamiento, el arte de la sanación, el arte de la apertura, el arte de la transformación y el arte de la sabiduría. El primer paso es darse tiempo a solas. El tiempo en la naturaleza es importante porque es un gran estímulo para la contemplación. Luego, cerramos los ojos y empezamos a observar lo que sucede. Existe una atención interna y una atención externa, aún con los ojos cerrados. Necesitamos poder diferenciar estas dos atenciones para poder escoger en dónde enfocarnos. Esto se logra con práctica. En un principio es aconsejable acudir a alguien o algún lugar que pueda ofrecer herramientas para el trabajo interior.

Cada vez me resulta más claro el concepto que se enseña en el budismo sobre la práctica. Hay tres principios que son fundamentales para apoyar el camino interior que son: Buda, Dharma y Sangha. Buda se refiere a estudiar las enseñanzas de Buda. Dharma a seguir el camino de las enseñanzas y Sangha se refiere al grupo de personas que apoyan la práctica y al que uno acude para dialogar, indagar, aclarar y practicar las enseñanzas. Sin necesidad de que se trate de un grupo «religioso» necesitamos tener claro el camino que deseamos recorrer, aquel que resuene con nosotros y que nos sirva de guía para nuestra meta de elevar la conciencia. Rodearse de personas que están en la misma dirección sirve para potenciar la práctica. Si estamos rodeados de personas que su forma de vida se aleja de nuestra meta solo se convertirá en un obstáculo o será motivo de retraso en nuestro camino. Mientras más realizamos la práctica que escojamos más podremos reconocer los avances. Algunos avances toman años, otros dan sus frutos más pronto de lo esperado. No existe una definición ni un cálculo que determine cuándo, cómo y dónde se llegará a la realización interior. El viaje es lo que cuenta y lo que hacemos con lo que nos sucede. Los problemas que menciono al inicio del artículo pudieron haber sido tomados como recriminaciones y pude reaccionar como víctima. Si bien, en un principio busqué defenderme, luego decidí cuestionarme por qué atraje estos ataques. Algunas cosas eran ciertas aunque abordadas equivocadamente, otras no tenían ni pies ni cabeza. Noté la manera en que me llegaron, a dónde llegaron y observé mi reacción. Luego, observé la dinámica que llevó a crear esos problemas. Por años, cuando surgían estas recriminaciones, solo me defendía y lloraba, herida. No salía de mi hábito de pensamiento y vivía el círculo de comportamiento generado por las personas involucradas y yo. Hace un tiempo atrás empecé a ver mi problema de sobrepeso desde otra óptica y algunas cosas empezaron a cambiar, sobre todo que la herida abierta que he cargado por décadas empezó a cicatrizar porque me di cuenta dónde la tenía y empecé a cuidarla. Si las personas a mi alrededor no pueden salir de su comportamiento rutinario, del cual he sido parte, no es lo más importante para mí sino que soy yo quien debe encontrar el equilibrio en medio de todo esto. Cuando ha sido algo que ha marcado una forma de interacción familiar por décadas no es exactamente fácil transformar el asunto pero no es imposible. El cambio de esta dinámica específica empieza conmigo. Primero, viendo desde una nueva perspectiva lo que me dicen y su forma de expresarlo. Al hacerme responsable de lo que genero puedo decidir el camino que deseo tomar. Respeto mis decisiones y las concreto. Si tuviese dudas no debería hacer nada hasta tenerlo claro porque la duda atrae confusión.

¿Qué beneficio y consecuencia puede tener elevar el nivel de conciencia? Eso lo podremos experimentar cuando hagamos el trabajo necesario para ir escalando. Por mi parte, el beneficio más grande que he encontrado es reconocer que somos seres infinitos, que nuestra dimensión espiritual es nuestra auténtica naturaleza y que esa dimensión no tiene límites. La consecuencia de haber experimentado lo que menciono como beneficio es que me impulsa a seguir en la búsqueda y a ofrecer lo que voy encontrando para ayudar a otras personas.

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