Estaba de viaje en Suiza con unas amigas. Había quedado, con mi Flama Divina, en encontrarnos a las afueras de un banco. Manejé hasta el lugar, en un carro prestado, y estaba nerviosa así que empecé a comer algo. En eso, le vi caminaba con un hoodie blanco que tapaba su cara. Siempre puntual al estilo suizo. Sobresalía entre los demás porque ese hoddie blanco resaltaba. Me dije: «tengo todavía 2 minutos para terminar mi bocado así que dejaré que avance hasta el punto de encuentro». Salí del carro y me dirigí a la entrada del banco. Busqué y busqué, me di vueltas por todo lado y él no estaba. ¡Se había ido! Llegué puntual pero él se había ido, ¡qué desastre! Durante mi búsqueda ingrese al banco, inmenso y todo moderno. Recuerdo que en la PB, al bajar de unas escaleras, había una especie de piscina enorme que parecía como un lago pequeño de lo grande que era y estaba diseñada para los clientes del banco. Había gente que ingresaba a este ambiente como para relajarse. ¡Vaya qué modernidad! Salí de ahí para encontrarme con las amigas con las que había viajado a Suiza y les dije que él desapareció. Me puse muy nerviosa y le pedí a Paulina que me de el numero de teléfono de él para llamarle. Sólo había esas cabinas de teléfono antiguas que requerían monedas. Me atolondré escribiendo su numero en un papel para poder marcar, así que busqué calmarme y le llamé. Contestó muy sereno y le pregunté por qué no me esperó y me dijo que había recibido una llamada de su hermano y decidió acudir a su llamado, en vez de esperarme. En ese momento, sentí una nueva puñalada de las que él estaba acostumbrado a darme. Como solemos decir por aquí: «le valgo un pepino». No entiendo por qué accede a reunirse conmigo si no le importa. ¿Será su aparente formalidad y su idea de educación? Finalmente, siempre termina clavando el cuchillo en el corazón. Le dije, en ese momento, que no me interesaba reclamarle nada, ni siquiera hablar de nada, solo quería estar en su presencia. Pero él se mantuvo seco, indiferente. ¿Arremetió contra mi ego y mi sentido de importancia, o mas bien dicho mi necesidad de ser importante para él?
Sentir ese rechazo nuevamente me dolió profundamente. El rechazo de otras personas, no me genera tanto dolor como este caso, probablemente porque sé lo que hay más allá de la materia con él y me cuesta aceptar que aquí es todo lo contrario, por el momento. Dejó tanto dolor, tantas heridas de sentirme poca cosa que surgieron a la superficie… Les pregunté a mis amigas si podía invitarle a que vaya a visitarnos al departamento donde nos estábamos quedando y se negaron rotundamente. Ellas, por su parte, también reaccionaron con un rechazo hacia él por lo que me hacía. Volví hablar con él y quedamos en vernos abajo del edificio para salir a tomar un café y ahí me desperté con un ligero dolor de cabeza. Lo interesante es que ese día madrugué para dar la clase de aquagym y mientras daba la clase, ingresó, por una rendija pequeña, una tórtola. Esto no ha pasado desde hace 10 o más años. Justo ese día, justo una tórtola, que tiene mucho simbolismo en mi historia con él. Eso me indispuso mucho más y la pasé mal el resto del día. La verdad, no sólo ese día, pasé mal 3 días hasta que decidí sentarme a enfrentar el dolor y encontrar la manera de sanar esa herida. Ayer acudí al Tarot para ver si sacaba alguna información sobre este episodio, pero no encontré nada relevante. Es tan desgarrador el dolor que el primer intento me impulsó a buscar afuera. Sabía que solo había una opción y esperé hasta tener las ganas y las energía para hacerlo. No fue sino hasta que me senté con la salvia blanca en meditación que su humo despejó mi mente y pude penetrar en este episodio para sentir el dolor para liberarlo. Puedo reconocer la energía de ese dolor y sus secuelas. Ahora, tengo que descubrir como superarlo, observando las creencias que dieron forma a la reacción que generó el impacto.
¿Cómo sanar estas heridas tan profundas? Claro, sólo él las puede traer a la superficie de esta manera. Mi encuentro con J en 2015, me enseñó mucho sobre el desprendimiento. En el intercambio con él pude liberarme del condicionamiento sobre buscar y tener una pareja. La verdad, no todos venimos a vivir esa experiencia en esta vida. Logré hacer las paces y sentir ese alivió de quitarme de encima la expectativa social que había sostenido por largo tiempo. Aprecié tanto mi vida, estar sola, sin pareja y, sobre todo, sin la expectativa de si asomará alguien o no. ¡Vaya qué alivio, la verdad! Eso me ayudó a sintonizarme más con mi propósito en esta vida y me impulsó en este camino relativamente ermitaño, no por estar sola, sino por el beneficio que me da este silencio y tiempo para contemplar, indagar, discernir, procesar, y descubrir cada vez más. Siento que estoy más lejos del mundanal ruido y al mismo tiempo, más cerca. Mirar los toros de lejos ofrece una perspectiva mas objetiva y desprendida. Lastimosamente, lo que extraigo del silencio y la contemplación sirve, sobre todo, al proceso en que estoy envuelta. Es casi imposible hacer ver a otros lo que logro ver y aprender. Todos los años que hice radio con el afán de compartir información y enseñanzas desembocaban en un eco distorsionado. La mayoría buscaba respuestas en píldoras y, por más que insistía en ofrecer herramientas para la disciplina interior, la fuerza voluminosa de la necesidad de la gente y la desesperación les llevaba a pedir soluciones inmediatas para tapar un hueco en vez de arreglarlo. La fuerza que me impulsaba a comunicar sobre el despertar interior tenía que encontrar otras vías. Es por esto que también escribo. Plasmo la energía que sostengo en la conciencia, de la mejor manera que puedo, a través de las palabras y siempre, siempre, es entendida e interpretada de maneras distintas por cada persona. Parecería que, de alguna manera, es una batalla perdida si me centro en querer transmitir algo y que se reciba con la misma energía con la que transmito. Lo que transmito servirá de buenas y no tan buenas maneras a quienes llegue el mensaje y lo importante será que, al menos, pudo estimular algo que incite la reflexión.
Saliendo de este paréntesis y continuando con este último encuentro con la FD (flama divina), tenía que contemplar el dolor casi como fórmula matemática. Sin duda, estas heridas no son nuevas y se originaron en vidas anteriores. Lo reconozco por la profundidad de donde vienen. La sanación empieza con la mirada directa al dolor, el reconocimiento de su construcción. Luego sigue la aceptación que permite liberar remanentes de la sangre petrificada que refleja el impacto de la puñalada. Sí, puñaladas que seguramente costaron vidas. En el sueño, a pesar del dolor de su rechazo, que lo sentía vívidamente, en ese momento, ella le dijo que no le interesaba más que estar en su presencia sin generar polémica ni conversación. En su interior navegaba tanto el dolor como el desprendimiento. Una lucha que tenemos todo el tiempo entre las distintas partes de nuestra psique. A pesar del golpe, en el lado de ella había reconciliación. El, en cambio, seco, cerrado, indiferente pero aún así ahí estaba. Algo no cuadra entre su presencia y su reticencia. Quizás su pose no es más que la forma de estimular esa herida pendiente de sanar. Sé que él es el único que puede toparme tan profundamente y, aunque sea en cosas que no me gusta sentir ni recordar, esa parte de mi que ha trabajando tanto en este proceso de liberación lo ve como su manera de ayudarme a sanar para que pueda seguir avanzando, sin cadenas que me aten e impidan lograr la liberación. Hay muchas maneras de recibir el golpe y podría quedarme en el dolor de sentirme nada para él, de sentirme nada para mi, que también es como él se siente sobre si mismo. Pero quedarnos solo en el dolor es dar vueltas en la misma superficie sin reconocer que hay mucho más en cada cosa que sucede. Hay multiniveles que se mueven y que impactan las estructuras interconectadas en esas varias dimensiones. Para avanzar en la apertura de la conciencia tengo que buscar más allá de lo evidente y de lo acostumbrado. Así mismo creo que hay que interpretar estas relaciones de FD . La mayor parte de gente se queda en la plataforma del deseo sin hacer la disección necesaria para beneficiarse, ampliamente, de este regalo disfrazado de dolor y conexión.
No sé de qué dependa que unas personas puedan ver más allá y otras no. Sólo sé que es posible y que somos los encargados de construir nuestro proceso interno. Aprendí a conectarme con la energía e interpretarla abstractamente. Eso me sirve para saber dónde buscar la siguiente puerta que necesita abrirse para continuar en este camino. La pesadez de esa energía que cargué sin querer enfrentar estos 3 días se liberó el momento que le miré de manera directa. Nuevamente compruebo que no vale la pena mirar a otro lado para no enfrentar lo que desagrada. He visto a tanta gente vivir enmascarando su verdad, su tristeza, su dolor, su miedo y no vale la pena. Aunque cueste, no hay mejor opción que encontrarse cara a cara con el dolor y liberarlo. Esto nos permite avanzar, escalar en nuestro proceso de conexión interior. Si no se tiene las herramientas para hacerlo por uno mismo, entonces, vale la pena buscar ayuda. ¡¡¡Todo por el beneficio que implica despertar!!!
Mi querida y recordada Goy, muchas gracias por compartir tus reflexiones, en esa forma única y tan tuya de hacerlo. Mi abrazo y el deseo que siempre estés bien.