Los humanos con cierta frecuencia experimentamos estos sentimientos que nos ponen mal y le quitan brillo a nuestra vida. ¿Existe alguna cura, alguna solución? Sin duda existen diversas soluciones y para llegar allá necesitamos preguntarnos cuál es el origen de nuestro sufrimiento. Entonces, ¿por qué sufre el humano?
Recuerda, por un momento, alguna experiencia que envuelve estas emociones y trata de notar el origen de ese dolor. Generalmente, sufrimos cuando las cosas no se dan como nosotros queremos. Tenemos expectativas que se forman casi de manera natural en los intercambios que tenemos con los demás. La naturaleza de las relaciones es que se construyen en base a los sucesos, los mismos que van generando ideas, sensaciones, sentimientos y expectativas. Para considerar un camino que alivie estos malestares necesitamos partir de la realidad que vivimos la mayoría de humanos pues, si abordo la experiencia espiritual sin pasar por la humana primero, las opciones quedan inalcanzables. Creo que vale la pena desmitificar la idea de que el sufrimiento es malo. Realmente, no es agradable pero nos puede ayudar a expandir la conciencia y a despertar nuestra esencia espiritual. En el budismo, la flor de loto simboliza la pureza del cuerpo, la mente y el habla pues si bien sus raíces se encuentran en el lodo, sus flores florecen en largos tallos mientras flota sobre las aguas sucias del apego y el deseo. También es un simbolismo del desprendimiento ya que las gotas de agua se deslizan fácilmente por sus pétalos. Este simbolismo nos ayuda a entender que esas bases oscuras son sobre las que necesitamos elevarnos para alcanzar esa pureza.
En esta dimensión rige la dualidad y la necesitamos para crecer. Muchas personas creen que, al despertar espiritualmente, dejan atrás su humanidad y es una visión errada pues una espiritualidad bien lograda resalta las bondades humanas. Desde esta perspectiva, el sendero espiritual nos hace trabajar el lado oscuro de nuestra humanidad para que surjan las cualidades amorosas que se alinean más con las dimensiones espirituales. Vivir en esa gracia divina mental y emocional tiene un costo muy alto: aprender el arte del desprendimiento, desaprender el condicionamiento, descubrir la esencia interior y alinearse multidimensionalmente para poder manifestar la pureza del amor. ¡Es, sencillamente, una mega tarea! No hay que asustarse, se puede lograr sino que hay que hacer el trabajo necesario, tener la paciencia para ir encajando en la vida mundana los descubrimientos que se van haciendo internamente y ser gentil con uno mismo en el camino.
Ahora, ¿cómo lo hacemos? Hay que usar las experiencias de este calibre que vamos teniendo en la vida para estimular la creatividad y encontrar la solución. En la medida que trabajamos una situación desde donde estamos, nos damos una oportunidad para abrir puertas desconocidas que nos hacen ver las cosas de una manera diferente. Vamos “madurando”. No podemos perder la mirada de nuestras reacciones, no podemos dejar de cuestionarnos cosas como: ¿de dónde surge esta reacción? ¿cómo aprendí a reaccionar así? ¿qué me enseñaron? y ¿qué necesito hacer para transformar esta creencia? Las preguntas pueden abundar, lo importante es encontrar aquellas que nos hagan penetrar en nuestra psique. Conforme vamos penetrándonos podremos encontrar maneras de dejar ir el condicionamiento y aceptar nuevas vibraciones de conciencia. Esto de por sí puede tomar toda una vida lograr, si no es más. Pero bueno, para eso venimos a este plano y a este Planeta. Las reencarnaciones no son de puro gusto, tienen un propósito importante y es reconocer y salir de la rueda del samsara.
Es muy tenaz considerar que todo esto es una ilusión pues parece ser muy real y parece tener sentido. Solo que, al parecer, el sentido que la mayoría le damos no es el sentido más apropiado y eso se ve reflejado en la realidad que vivimos en el mundo. El Misterio de la Vida es tan grande que apenas se puede abordar por “capítulos” para no enloquecer. Hay personas que, por el proceso que han vivido en varias existencias, nacen con mayor capacidad de comprensión e inclinación por el sendero espiritual. Hay otras que no están interesadas ni alineadas con esta opción porque han venido a experimentar un nivel de realidad más mundana en la que, si se tiene “suerte”, se podrá ir despertando a realidades alternas de otras dimensiones. Cada quien tiene la oportunidad de elevar su conciencia y su vibración desde donde está. El tiempo que invertimos en el despertar es lo que marcará qué tanto avanzamos.
Entonces, aquí unas sugerencias de cómo puedes trabajar con las emociones dolorosas.
- Reconoce el sentimiento y lo que se está moviendo en ti.
- Date opciones de cómo reaccionar y manejar el asunto.
- Una vez que consideres la mejor opción, ejecútala responsablemente con lo que esté a tu alcance.
- Observa las consecuencias y revísate internamente nuevamente.
- Intenta otra opción si la primera no dio el resultado interno que esperabas.
- Sé gentil en el proceso. No te hagas el «harakiri» por equivocarte. Los errores nos enseñan y hay que verlos de esa manera.
- La humildad y el discernimiento serán siempre aliados.
- En el camino, descubre el amor y la compasión en ti.
Compartiré dos experiencias que pueden ilustrar, de forma más práctica, este proceso.
Hace algún tiempo mantengo una relación muy interesante, profunda e intensa con una persona. La interacción ha ido dando forma a la relación. En base a esa co-creación, cada quien ha ido identificando su participación en la misma y, entre los dos, creamos la identidad de la relación. Esto, desde la costumbre humana, crea ciertas expectativas del otro y de la interacción. A su vez, esto le da un piso sobre el cual se puede apoyar y marchar hacia adelante. Un buen día tras meses de interacción diaria, decidió desaparecer sin decirme nada. Al inicio empecé a sentir su alejamiento y lo asocié con su deseo de pasar unos días en su trabajo interior pero, realmente, sentí un cambio de energía interesante que me desubicó. Eso me generó un poco de angustia que luego de transformó en ira. Pasaron algunos pensamientos por mi atención que más me hacían daño que otra cosa así que decidí aterrizar en el presente y no nutrir esos pensamientos. Eso me calmó un poco pero, cuando se volvió a comunicar, seguía distante y diferente y volví a sentirme sin piso. Primero trabajé en mi para desprenderme lo que más pude de la situación. Luego, me senté conmigo misma y analicé, fríamente, las consecuencias de la dinámica. Verme dónde estoy, cómo esto me afecta y qué es lo que considero que es justo para la relación. Recuerda que “la relación” es el tercer personaje que nace de la interacción de los dos. Aprovechando que me preguntó si estaba enojada, empecé a compartir mi proceso tal como lo viví, desde el resentimiento, la transformación, la comprensión y el amor. Sabiendo que la otra persona tomaría las cosas desde donde se encuentra y, no necesariamente, aceptaría lo que iba a compartir, tenía que mantenerme abierta a esa posibilidad y considerar nuevas opciones de cómo llegar a esta persona para que comprenda lo que quería manifestarle. Finalmente, al haberle descrito ese proceso, sentí que se alivió la carga interior. Viendo su reacción me di cuenta de que no aceptó tal como yo le transmití. Eso refleja su estado actual y las heridas desde donde está recibiendo la información que compartí. Toparnos mutuamente implica que nos golpearemos y también que tenemos la oportunidad de superar las cosas desde espacios más profundos y amorosos. Luego de concluir la charla con esta persona, fui a mi interior para encontrar el amor y me topé nuevamente con la ira y la necesidad de perdonar. Trabajando los dos en lo que ha sido afectado en cada uno y en la relación puede hacer que la armonía se restablezca. Este es un “juego” o un “camino” de dos. Este es un camino que se hace de la Tierra hacia el Cielo o del Ego al Alma. Ahora compartiré un ejemplo del Cielo a la Tierra.
Muchos ya conocen sobre la experiencia de amor incondicional que me fue dada a través de mi Flama Divina. En el lapso aproximado de 2 años fui despertando a esta experiencia a través de ciertas vivencias que me sacaron, mentalmente, de la vida mundana. Cuando llegó el momento de la asimilación de ese proceso me vino la experiencia lúcida del amor incondicional que sobrecogió mi vida de una manera extraordinaria. Han pasado ya alrededor de 8 años de eso y todavía me falta, no sé si mucho o poco, por plasmar en la vida mundana aquella vibración tan magnífica y poderosa. Por algún motivo, que todavía no comprendo, he podido manifestar con él ese amor. Al relacionarme con otras personas he intentado hacerlo desde esa experiencia de amor y no sé si es un tema vibracional, falta de asimilación, o qué más será, pero eso me deja saber que todavía hay mucho por hacer. Sin embargo, puedo notar el impacto de esa vivencia y como ha ido cambiándome. Con frecuencia vuelvo a conectarme con lo que viví para que me sirva de guía. Es como el termómetro que me deja saber que tan cerca o lejos estoy de alinearme multidimensionalmente con lo que sucedió. Desanudar las trabas de cada dimensión implica mucho trabajo de despejar la mente, liberación y desprendimiento hasta quedar como un recipiente vacío y fluido al mismo tiempo que, de por sí es, un arte que requiere mucha práctica para tener alguna destreza.
Así que puedo decir que es sumamente importante permitirnos indagar en nuestra psique, sea con ayuda de alguien que tiene más claro el panorama interior o a través de una práctica personal disciplinada. Algún momento pasaremos a niveles más elevados y profundos de comprensión y vibración que nos ayudarán a aprovechar la experiencia humana para despertar a nuestra esencia espiritual. Sea que vayamos de la Tierra hacia el Cielo o del Cielo a la Tierra, el trabajo en uno mismo es lo que determinará qué tanto vamos despertando de esta ilusión.
Gracias por tomarte el tiempo para leer este trabajo y compartirlo con otras personas. Si tienes comentarios o preguntas, por favor, escribe en la sección de comentarios.
Goy, me identifico plenamente contigo porque estoy pasando por una experiencia igual o muy similar. Después lograr por 2 largos años una conexión comunicación intensa e increíble con una persona, esta se alejó sin decir nada. A pesar de que he ido aceptando la realidad, todavía me pregunto qué pudo pasar para que se alejara. Ya no me duele, pero al recordarlos los bellos momentos se sobreviene una nostalgia, deseando que las cosas volvieran a su «sitio». Estoy trabajando en ello.
Gracias por tu excelente contenido.
Gracias Goy por compartir tus experiencias, son muy iluminadoras. La verdad el trabajo es duro pero no imposible, el de desentrañar este yo interno y descubrir que muchas veces soy yo mismo el culpable de errar en el camino, gracias a mi inconciencia y a mi ignorancia, porque a esta última le concidero el pecado más grande, pero bueno hemos venido a aprender.
Te repito el agradecimiento por tus palabras. Un abrazo por lo que eres.
Gracias a ti por tu apertura…. solo recuerda ser gentil contigo mismo en el camino. Si no erramos no aprendemos… un abrazo.
Gracias Goy, como siempre muy iluminador y atinado en tiempo, lo que compartes.
Gracias gracias gracias
Gracias ,Goy . Sincronicamente tu msj » llega » en el momento que mejor me viene porque estoy » viviendo » una situacion practicamente igual a la que describes. En esta camino del ego al alma voy y vengo , con la plena confianza que en algun » momento » el amor del alma, predominara. Un abrazo enorme.