Todos queremos ser aceptados como somos, ¿no es verdad? Esto tiene un valor enorme y permite que las relaciones fluyan mejor. Sin embargo, quisiera considerar contigo algunas ideas sobre este concepto que, generalmente, no se contemplan porque estamos acostumbrados a sostener este precepto como algo irrevocable. Cuando pequeños no estamos buscando que nos acepten como somos. Realmente, buscamos ser amados y tener toda la atención de mamá y papá. Ellos son nuestro punto de referencia más importante para la vida así que la relación inicia con la cultivación de su amor. Si bien cada niño o niña nace con tendencias en su carácter que las vemos manifestarse en las diferentes experiencias no podemos excluir, bajo ningún concepto, el condicionamiento familiar y social. El carácter natural y el condicionamiento interactúan para dar forma a la personalidad de cada ser. Algunas veces el condicionamiento es compatible con el carácter, otras veces no y eso genera algunos conflictos internos. A más de eso, necesitamos considerar el tipo de experiencias que cada uno tiene y cómo, esa mezcla mencionada, apoya el enfrentamiento de la vida. En la adolescencia buscamos acentuar nuestra identidad, nos convertimos en jóvenes rebeldes, queriendo imponer nuestro punto de vista y nuestra forma de hacer las cosas. Es un proceso natural pues, tarde o temprano, necesitaremos reconocernos con características o rasgos de una identidad individual para luego desidentificarnos y buscar más profundamente. En esta danza pasamos un par de décadas. Hay personas que identifican tempranamente los dictados de su corazón, hay otras que se demoran mucho más que un par de décadas. Por diferentes motivos surgen las experiencias que nos van despertando a una relación más clara y profunda con lo que creemos ser en etapas específicas para cada uno. A raíz de este despertar empezamos a encontrar lo que, realmente, somos.
Recuerdo episodios en mi vida en la que, ya iniciada mi treintena, todavía buscaba defender mi identidad. Mis padres sostenían su idea de lo que yo debía ser y yo luchaba para que me acepten como era. Me costó muchas lágrimas comprender que el proceso que tenía que hacer no se relacionaba con probarles nada a ellos sino con conocerme a mi misma. ¿Qué significa conocerse a uno mismo? Esta es la parte interesante. Digamos que hay muchas dimensiones de lo que somos. Necesitamos empezar con lo más familiar que es la personalidad y nuestro ego. Esto puede tomar toda la vida por una sencilla razón: estamos tan acostumbrados a lo que creemos que somos y, esta creencia es tan egocéntrica que no podemos ver nuestros lados oscuros como oscuros, en gran medida, porque ni los vemos. Aunque aceptemos que tenemos defectos, porque así creen los demás y, por ende, lo creemos nosotros también, la mayor parte del tiempo vamos a buscar excusas para quedar bien porque, uno de los condicionamientos que sostenemos, consciente o inconscientemente, es que lo que está lejos de perfecto no es aceptable. Como en el fondo siempre estamos buscando amor, y una expresión de amor es aceptar al otro como es, entonces, haremos lo posible por ser seres aceptables. Los errores nos condenan (esto de por sí es un gran error debido a las creencias que tenemos al respecto) y los comportamientos socialmente aceptables nos convierten en seres atractivos y encantadores.
Desde hace un tiempo atrás vengo observando la manera en que nos escudamos en este concepto de “Así Soy, Acéptame”. Una cosa que noté es que usamos esto como excusa para no enfrentarnos a nosotros mismos. Nos encanta divagar en nuestra zona de confort y si nos enfrentamos con algo que nos amenace, lo rechazamos y nos escudamos en que “así soy y no voy a cambiar”. Me he amparado en eso muchísimas veces, especialmente cuando recibo las típicas críticas sobre la forma de ser que he escogido cultivar. Funciono completamente en espacios de conciencia muy diferentes a los más aceptados socialmente, entonces, sé que eso va a generar rechazo o miedo por parte de los demás. Muchas veces me he cuestionado si he escogido estas opciones por rebeldía o porque realmente me cuadran. Como el ego nos juega con muchos trucos, es bueno cuestionar las intenciones. Cuando mi madre me ha dicho: “yo te eduqué de otra manera” le he podido felicitar y agradecer por todo el buen trabajo que hizo, pero, llegó un punto en que reconocí que podía escoger algo diferente, algo con lo que, por naturaleza, me siento más identificada y, claro, más cómoda. La pobre no puede comprender mis opciones y está bien, quien tiene que entender soy yo. Me ha costado muchos años ir descubriendo e ir escogiendo. Estoy lejos de haberme pulido en todos los sentidos porque las oportunidades para despertar van sucediendo paulatinamente. Hace uno o dos años, no estaba considerando esta nueva perspectiva porque no estaba lista. Ahora, a través de las distintas interacciones con otras personas, la capacidad para observar y abrir la mente, puedo darme cuenta de cosas que no podía ver antes. Una de esas es haber notado lo fácil que nos acomodamos en la idea de que necesitamos ser aceptados como somos y punto. Con mi problema de sobrepeso he esperado que me acepten como soy porque estaba buscando encontrarme con alguien que valore algo más allá del cuerpo. Sin embargo, también ha sido una excusa muy cómoda para no enfrentar mis miedos tan arraigados. A través de diálogos intensos con una persona que apareció a mi vida tuve que aprender a enfrentar esas esquinas oscuras a las que no quería regresar a ver. Ha tenido un efecto interesante en mi proceso presente en el que me voy adaptando a otras posibilidades. Así mismo, cada que escucho decir: así soy, así hago las cosas, estos son mis códigos y así sucesivamente, veo ese mismo comportamiento en la zona de confort que no desea ver el lado oscuro. Parte de la experiencia de vida es aprovechar la oportunidad para dejar de ser un diamante en bruto y las relaciones más cercanas son las que más nos van a hinchar, las que más nos van a topar en los lugares que no queremos ver. Cuando a nosotros ya no nos afecte lo que otros digan sobre nosotros habremos dado un paso enorme en la realización de la relación con uno mismo. De todas maneras, no vale la pena perder la oportunidad de crecer a través de las relaciones por encerramos en una idea de nosotros mismos que no ha sido lo suficientemente explorada como para darnos cuenta de que puede ser diferente e inclusive mejor. La verdad es que la exploración interior no tiene un punto final, siempre encontraremos nuevos niveles de comprensión que son más abarcadores.
Hay que recordar que, por estar tan ensimismados, no podemos ver las formas en que nuestro comportamiento afecta a otros. Hacemos y decimos lo que nos parece porque consideramos que es lo que hay que hacer. Salirse de uno para ponerse en los zapatos del otro es un arte para seres que han logrado desprenderse de la necesidad de una identidad. Algo poco fácil para la mayoría de nosotros. En tal caso, si empezamos a considerar opciones como la que estoy planteando podemos crecer, expandir la conciencia, «ser mejores» y, finalmente, ¿qué mismo significa eso de ser mejores? ¿Por qué muchos buscan ser mejores cada vez y no son capaces de aceptar su realidad y cambiar? Sería bueno pensar profundamente sobre esta idea de “ser mejores” y desde cuando la tenemos implantada en nuestro campo de conciencia. Sin dudas eso fue aprendido. Si fuese del caso, para mejorar necesitaríamos vernos, aceptar las cosas, ser humildes, trabajar para pulir esas áreas que evitamos, amarnos en el proceso y estar abiertos. ¡Vaya tarea! Las otras personas siempre nos ayudarán a reflejar nuestros impases, “defectos”, o el impacto que tenemos sobre los demás. Si bien no podemos depender de la aprobación de los demás, sí podemos mejorar nuestra capacidad para interactuar y fortalecer nuestras relaciones.
Si hay cosas en la que no estamos dispuestos a tranzar, preguntémonos ¿por qué? ¿Es comodidad? ¿Es reacción al intercambio de energía? ¿Es miedo? ¿Es claridad? ¿Es negación o testarudez? Sea el origen que sea, démonos el espacio para aprender y aceptar. Si quiero hacer algo por comodidad está bien, no se trata de que todo eso sea malo, sino de que estemos claros en nuestra intención y la aceptemos. Luego podemos considerar nuestro impacto. En tal caso, siempre será bueno comprendernos, caso contrario funcionaremos como robots automatizados sin la posibilidad de crecer. Tengamos cuidado de convertirnos en seres auto-críticos y castrantes con nosotros mismos (ni con los demás). Intentemos aprender abierta y compasivamente de la observación que nos hacen otros y, sobre todo, del proceso de descubrimiento interior a través de nuestra propia observación y capacidad de discernimiento.
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Hola, muchísimas gracias por el artículo, llego en el momento más preciso de mi camino, me sentía estancada con una situación en particular que estoy enfrentando, voy a salir de mi zona de confort y seguir caminando con humildad y compasión, cuidando de no ser egoísta. Bendiciones divinas, me encantan tus artículos.
Qué claridad de ideas y como están planteadas es un hermoso artículo gracias por compartirlo la realidad es que la misión de nuestro paso por la vida es precisamente el autoconocimiento y esto plantea muchas dudas y miedos es más fácil juzgar al otro pero este proceso puede resultar fascinante si lo asumimos con entereza y compasión con nosotros mismos sin juzgarnos con tanta dureza a través de esta experiencia será más fácil conocer al otro y enriquecer nuestras relaciones como dicen los budistas encontrar el maitri la amistad incondicional con nosotros mismos ahí radica la esencia del ser