Estamos tan sumergidos en la rutina de la vida que, con frecuencia, no entendemos su origen ni su propósito. Solo vivimos, día a día, por donde nos lleve la corriente queriendo creer que somos los provocadores y controladores de las circunstancias, hasta que suceden cosas inesperadas e inexplicables que nos hacen cuestionarnos sobre el origen de las mismas. Especulamos, fácilmente, sobre todo lo que se nos sucede porque estamos gobernados por la ignorancia. Solo los iluminados pueden tener el panorama totalmente claro así que, en función de nuestra especulación, creamos realidades basadas en las creencias a las que nos aferramos. Eso nos lleva a tener una forma de vida que nos afecta a nivel físico, mental y emocional y así creamos el drama de nuestras vidas. Todos somos niños aunque tengamos mayoría de edad o estemos en la edad productiva para la sociedad. Lo que sucede es que los niños pequeños asumen su papel con naturalidad y los adultos lo asumimos con arrogancia y pretensión.
Recuerdo que, durante un curso de castellano avanzado en la universidad, nos hicieron leer obras de teatro. Me impactó profundamente una obra, cuyo nombre no recuerdo, pero que nos hacía ver la manera en que montábamos la vida como un escenario teatral. Los adultos jugando a ser importantes, a crear gobiernos, países, jugando a la guerra, el poder, el dinero y la auto importancia. Todo era un juego en el escenario teatral y los adultos lo tomaban tan en serio que se ponían en el papel que mejor se ajuste a sus circunstancias. Igualmente, en la vida cotidiana, asumimos, pues, esos papeles con tanta seriedad que nos convertimos en los roles del personaje y dejamos de ser lo que somos por naturaleza. Creamos una realidad comunitaria que es una mentira, una ilusión, pero la etiquetamos como la verdad de la sociedad, la verdad del Planeta. Tantos billones de seres dormidos, de zoombies, viviendo aferrados a ideas temporales de la realidad y convencidos que esa realidad es verdad. Suena duro, ¿verdad? Pero analicemos un par de cosas.
Veamos un poco hacia atrás en el tiempo. Hemos aprendido que hubo un época en que se creía, en occidente, que la Tierra era plana. Igualmente, se pensaba que nuestro Planeta era el centro del Universo. La gente estaba convencida de estas ideas presentadas por prominentes pensadores de cada época o las instituciones de poder. No sabemos con certeza qué impacto tuvo cuando se confirmó que no era plana la Tierra sino redonda. Más se sabe sobre la condena que sufrió Galileo Galilei por afirmar que vivimos en un sistema heliocéntrico y no geocéntrico. Encima más, condenado por la iglesia, supuestamente instruida por dios en la verdad de la existencia. ¿Qué significó esta afirmación para la iglesia? ¿Por qué se creían con el derecho de condenar este hallazgo? ¿Las excusas de la escasa tecnología pueden justificar la actitud de la iglesia? La gente de la época, entonces, ¿vivía una mentira o una verdad? Sí, es entendible que las cosas sucedan de acuerdo a las épocas y sus idiosincrasias, el punto es que, tarde o temprano, comprobamos que la base sobre la que edificamos realidades son premisas falsas o ampliamente incompletas. En 1665 Robert Hooke descubrió la célula, en un corcho, gracias al desarrollo del microscopio por Antonie Van Leeuwenhoek y recién en 1839, Theodor Schwann y Matthias Jakob Schleiden, surgen con el principio de que las plantas y animales están hechos de células, concluyendo que son la unidad común de la estructura y el desarrollo. Así desarrollaron la teoría celular concluyendo que las células son las unidades básicas de todos los organismos vivos. Por otro lado, surge la teoría sobre los átomos que dice que toda la materia está hecha por unidades discretas e indivisibles. Si bien esto ya era parte del pensamiento griego de Democritus, no se desarrolló como teoría atómica sino hasta el siglo XIX. Se pensaba que los átomos eran la división más pequeña de la materia hasta 1897 cuando J. J. Thomson descubre el electrón. Luego, avanzan las investigaciones y dejan en nada los descubrimientos de Thomson. Pero las ideas siguen avanzando y llegó la teoría cuántica que revolucionó la física cuando, Max Planck y Albert Einstein, propusieron que la energía de la luz es emitida o absorbida en cantidades discretas llamadas «quanta». Pero, las cosas no quedan ahí, a mediados del siglo pasado se descubren los «quarks». Murray Gell-Mann desarrolló el tema de los «quarks». En Wikipedia dice lo siguiente al respecto:
«Los quarks son la conclusión de los intentos para encontrar los fundamentos de la construcción de la materia. Con el triunfo de la teoría atómica en el siglo XIX se concluía que los átomos eran los componentes últimos de la materia y de ahí su nombre por ser indivisibles. Con el modelo atómico de Rutherford se demostró que el átomo no era indivisible, constaba de un núcleo y de una nube electrónica. El núcleo atómico se demostró posteriormente que estaba conformado de protones y neutrones. Con sólo cinco partículas elementales, fuera de los protones, neutrones y electrones, en la década de 1930 comenzaron a aparecer los muones de alta radiación y algunos neutrinos de forma indirecta. La confirmación de más mesones y bariones, primero en experimentos con alta radiación y luego en aceleradores de partículas, dieron la impresión de que nos enfrentábamos a un zoológico de partículas y fueron el impulso para buscar cada vez más partículas elementales.»
Entonces, podemos notar que todo está en constante cambio. Creamos realidades, nos aferramos a las ideas de esas realidades que, finalmente, no son verdad, son solo piezas que crean la vida de una época y que afectan de forma directa o indirecta las creencias de las personas y su comportamiento. Los avances tecnológicos nos permiten conocer cosas que jamás antes se consideraron. Y, en el punto en que estamos ahora no es el final tampoco. Tenemos todo un Universo físico por entender y, más todavía, todo el Universo interior, que es más complejo aún. Si llamamos algo como la «última verdad», tarde o temprano, nos estrellaremos contra el piso, especialmente si vivimos para darnos cuenta del error. Nos cuesta reconocer que existe una interdependencia, que todo está conectado entre sí. Pero, ¿qué es verdad? La realidad en que vivimos existe, sin lugar a dudas, pero es una mentira, es una gran ilusión. Algún momento volveremos a entender que todos somos uno y veremos atrás en la historia, hacia todos los horrores que hemos generado con las guerras y los aspectos oscuros de ser humanos. Ahí, recién, consideraremos los mismos pensamientos que ahora podemos tener sobre aquellos que creían que la Tierra era plana o que era el centro del Universo.
Lo mismo sucede en cuanto a la realidad del mundo interior. Sentimos tantas cosas, las enmarcamos en distintos niveles de verdad. Especulamos, asumimos y creamos una realidad interna basada en las creencias que responden a un aprendizaje. Empezamos a sentir cosas inusuales y las ponemos en un pedestal. Creemos que estamos depertando pero no es más que un sueño dentro de otro sueño, como lo diria Edgar Allan Poe. El camino para conocer la última verdad es… ¡largo! Si adoptamos una disciplina interna para descubrir la alineación con la esencia divina, el despertar de la semilla de la conciencia iluminada o como lo quieran llamar, notaremos que no es factible ni beneficioso aferrarse a las experiencias internas como si fueran «verdad». Son reales, muy reales, pero la realidad puede o no estar alineada con la verdad esencial. Cuando logremos la iluminación veremos y entenderemos todo con total y absoluta claridad. Mientras tanto, el juego de la ilusión de la vida no ha terminado. No se trata de tomarla a la ligera pero tampoco se trata de creer todo lo que creemos, con tanta seriedad, como si fuese la última verdad pues esta verdad solo se logra cuando nos hayamos iluminado. Entonces, si podemos percibir sin aferrarnos a aquello como que fuese la única verdad, quizás podamos tener la suficiente claridad como para escoger mejor el camino a seguir. Si consideramos la vida como un juego de ajedrez sabremos que, primero, hay que entender como se juega. Luego, hay que experimentar el juego, estudiarlo mientras se va jugando para conocerlo mejor y, como suelen hacer los expertos, tomarse el tiempo que se necesite, dentro de lo reglamentario, para hacer la mejor movida, sabiendo que, en algunas instancias, habrá que sacrificar ciertas piezas para hacer un mejor movimiento. Cada pieza que movamos tiene sus consecuencias. Cada decisión que tomamos nos encamina en un sendero específico. Cada acto que manifestamos nos dirige a su consecuencia como respuesta vibratoria a nuestras intenciones en lo que hacemos. La vida, en sí, es un misterio y, ese misterio, es nuestro contrincante. Pero, si meditamos con mente abierta y una visión expansiva, muy conectados con los sentidos físicos y sutiles, generalmente, daremos el paso apropiado. No vivimos la vida de esta manera. Parecería demasiado calculado y poco espontáneo. Sin embargo, si logramos esa conexión entre pensamiento y sentimiento, entre palabra y manifestación, el misterio puede funcionar, relativamente, de forma más bondadosa. He podido notar, a través de la observación constante y los errores continuos que, cuando hay ese impulso conectado, se siente de una manera diferente. Las cosas fluyen cuando hemos sabido escuchar a la verdadera voz interior. Para lograr esa alineación entre adentro y afuera, entre mente, palabra y acto, se requiere disciplina en la práctica del auto-conocimiento. Mirar la vida como nuestro misterioso contrincante nos puede estimular el desarollo con la conexión interior. Finalmente, es en nuestro Universo interno en donde podremos descubrir el secreto de todos los Universos.
Muchas gracias por haber llegado hasta el final del artículo. Espero que genere suficientes inquietudes como para que realices tu propia contemplación interior al respecto. Si deseas recibir notificación de próximas publicaciones puedes registrar tu correo en el área de suscripción. De paso, te agradecemos por expandir los mensajes de los artículos del blog. 🙂
Guau, nunca escribo nada en los artículos o en blogs, pero me parece super interesante tu análisis. Me deja pensando mucho. Muchas gracias por este aporte!
Saludos desde Uruguay.
Es muy bueno tu artículo. Si cuestiono algunas de las ideas expuestas, talvez entraríamos a discutir en círculos. Eso es bastante común, pero sin ánimo de desanimarte, considero que el tinte del artículo es filosófico, y a pesar de que la filosofía abre la mente a ver el mundo de muchas maneras diferentes, no edifica mucho. En mi interior hay un sentir de conexión con lo que considero es el orígen de todas las cosas, sabes muy dentro de tí y de todos los seres humanos que un hilo de conexión con éste origen siempre está como halándonos hacia el, ..querer saber dónde está, qué es, y cómo lo podemos conocer, es lo que ya incontables seres humanos lo han promulgado de maneras muy elocuentes aunque para pocos perceptibles, ya que esto no se percibe con la mente del razonamiento, sino pasando a otra esfera de nuestra conciencia, nuestro espíritu, que por más que lo neguemos, sómos éso , espíritus más que materia. Ese sentir es Dios, que ni todas las mentes unidas podrían racionalizarlo, y es al que debemos volver, porque hubo una gran falla en nuestra existencia, y es recurrente, siempre estaremos fallando hasta que regresemos a él. Como ésto era una tarea imposible para un ser humano, es que éste Dios vino hasta nosotros y se convirtió en uno de nosotros, pero que por razones que están por mucho lejos de que las podamos entender, sino mas bien deberemos aceptar o no, según sea nuestro corazón, éste debió morir a causa de nuestra falla, así y sólamente así es que volveremos a ese Dios que nos ha creado. Jesús es él.
PD: En este texto puede haber errores de semántica, pero no te fijes en ellos, sino en el fondo del mensaje y encontrarás el sentido del mismo.
Que interesante artículo. Es un placer y un despertar a la conciencia poder leer temas tan interesantes.
Hola Goy!
Felicitaciones muy inteligente tu articulo. Que excelente comparacion de la vida con el juego de ajedrez, estudiar cada movida, cada pieza todo tiene sus consecuencias… muy cierto. Saludos!
Si, la vida de cada Ser humano es un Universo misterioso, y está en constante movimiento y cambio ocupado en ejecutar el papel que hemos optado en el teatro de la vida.
Adquirir consciencia es lo óptimo y para ello la disciplina es muy importante.
Gracias por tu aporte, es un artículo
claro y profundo.
Un abrazo
Hermoso mensaje; la vida representada como esa obra de teatro en la que cada uno juega un papel fundamental. Ese espacio de ego basado en nuestras circunstancias, creencias y realidades manifestadas. Sin embargo en el interior una conciencia mucho mas abarcante y sustancial. El verdadero ser. Felicitaciones Goy
Excelente y verdadero con muchas ganas de entender y ver mi Universo Interior. Gracias
muy bien muy cierto gracias