Luego de observar con detenimiento el proceso por el cual he logrado un entendimiento claro, con sus diferentes niveles, de ciertos procesos, voy a compartir lo que he logrado vislumbrar. Desde un entendimiento superficial a uno profundo, desde un entendimiento concreto a uno abstracto. Si bien puedo referirme a muchos estudios que hay sobre los niveles de conciencia, mi intención es presentar el proceso por el cual la propia observación puede llevar a la realización. El proceso por el cual pasamos los humanos, en general, para entender algo inicia por la etapa de la comprensión racional del concepto. Este es el nivel inicial y el más superficial. De ahí hay que llevarlo a la práctica para que tenga un sentido de comprensión integral. Un proceso completo nos lleva de la «A» a la «Z», siendo «A» el inicio de la comprensión racional del concepto y «Z» es la asimilación interior y práctica del concepto que ha pasado por las diferentes etapas de experimentación hasta lograr la realización completa. En la experiencia física he sentido este proceso como que inicia en la cabeza y la realización experiencial termina en el dan tien, hara o área del ombligo. Este en mi caso, pero cada quién necesitaría ver cómo funciona para sí mismo. Puede ser algo que va del primer chakra al séptimo y, sin duda, hay miles de formas de experimentarlo, lo importante es entender el proceso que se da por etapas o niveles. Lo más fácil es quedarse en el entendimiento racional, o sea quedarse en la «A». Por entendimiento racional me refiero a la asimilación inicial que requiere el ejercicio mental de captación de lo que se está recibiendo. Este proceso requiere el mínimo esfuerzo de nuestra parte puesto que corresponde a la recepción del estímulo. Es lo primero que surge en nosotros cuando nos encontramos frente al concepto o proceso. Y, pues, habrá muchas cosas que valgan la pena dejarlas a este nivel, sobre todo si no son de importancia para nosotros. Pero como dijo Tom Brokaw: «es fácil hacer un dólar, lo difícil es hacer la diferencia.» Este mensaje se le puede entender desde varias perspectivas pero lo aplicaré al tema de hoy. Para hacer una diferencia es necesario llegar a la «Z» pues el nivel vibracional que se tiene cuando se ha llegado a la comprensión integral es extremadamente poderoso y al emanarlo, definitivamente, impacta en lo que rodea y nos eleva en vibración y conciencia. El proceso de asimilación de la experiencia es lo que nos va llevando de la «A» a la «Z». Corremos el riesgo de quedarnos estancados en cualquier etapa y también sabremos, sin lugar a duda, cuando hayamos llegado a la comprensión integral debido al tipo de sensación que nos genera y el espacio de conciencia que abarca.
En aquello que merece nuestra atención, ¿cómo llegamos de la «A» a la «Z»? Esto puede involucrar desde un proceso muy natural hasta un proceso muy elaborado. Pongamos ejemplos: 1) Un nuevo trabajo: en este caso, dependiendo si es un trabajo que le guste a la persona o no puede ser agradable el proceso de aprendizaje del puesto o no tanto, pero en los dos casos es necesario aprender las minuciosidades del puesto para ofrecer eficiencia. Si se aprende con gusto, el nivel de retención es mucho mayor que si es lo contrario. Cuando hay gusto hasta la creatividad se impone lo suficiente como para aportar mejorías en la posición. El camino es más pedregoso si no hay gusto por lo que se hace. Pero, si hay apertura de mente, se le puede encontrar el gusto y el proceso de aprendizaje se convierte en algo que fluye de forma natural. Al inicio todo es novedad, se requiere de la práctica continua de la tarea para llegar a dominarla hasta hacerla, prácticamente, de forma automática. 2) Montar en bicicleta: aquí hay que enfrentar algunas cosas iniciando con el miedo a caerse. Todo proceso se hace con mucha atención. La ubicación de las manos en las manijas, los pies en los pedales. Hay que encontrar el punto de equilibrio entre el movimiento, el espacio, el cuerpo y la velocidad. Esto puede tomar algún tiempo, dependiendo la constancia con la que se dedique al ejercicio hasta que, finalmente, se vuelve un proceso automático. 3) Conocerse a uno mismo: este proceso no es diferente de los anteriores aunque es mucho más complejo. Para empezar, hay que tener la inquietud de querer descubrirse y eso suele llegar cuando se reconoce que algo no cuadra en la vida de uno. Empieza el cuestionamiento, necesario para indagar, para discernir y sobre todo para salir del hipnotismo del condicionamiento. Luego empieza el proceso de des-aprender lo que se ha aprendido. Hay que sacarse muchas cosas de encima, empezando por las creencias que no resuenan con la esencia interior. Mientras más se invierte en este proceso, más se acerca a su verdad. Si puedo relacionar este proceso con algo sería con el procedimiento para realizar una disección médica de todo el cuerpo humano. Nuestro cuerpo es tan complejo y lleno de laberintos, relaciones orgánicas que hasta ahora no se comprenden del todo y cosas que van desde el funcionamiento de un órgano hasta su estructura atómica. Comprender el funcionamiento integral del cuerpo humano requiere muchos años de estudio minucioso, dedicado y totalmente enfocado. Pues, muy similar es el proceso de conocerse a uno mismo. Requiere años de práctica introspectiva, años para salir del egocentrismo y abrir la mente para poder tener objetividad sobre los procesos que se viven, reconocer el condicionamiento, las creencias y su impacto en la psique y, sobre todo, abrirse para recordar el propósito inicial del alma al encarnar.
Por algún motivo, que no logro todavía entender con claridad, los seres humanos gustamos de la ley del mínimo esfuerzo, nos gusta el facilismo. Por ejemplo, más fácil y cómodo me resulta ponerme a jugar en el ordenador que concentrarme para escribir este artículo. Prender la televisión y buscar una película puede resultar más agradable aún. El ocio es muy necesario, nos renueva, nos permite despejarnos, realmente tiene sus bondades sino que la mayoría solemos exagerar con el uso de estos momentos puesto que no demandan mayor esfuerzo de nuestra parte y nos ponen en un estado semi hipnótico sin darnos cuenta de que, todo lo que está en contacto con nuestros filtros de percepción, ingresa en nuestro banco de datos interior. En este estado no hay que pensar sobre la vida, ni uno mismo. La verdad no todo el mundo tiene el mismo interés de profundizar en el origen de la existencia y, eso es normal, es parte de la diversidad de la existencia. Solo que si escogemos el tipo de vida superficial no vamos a encontrar la verdadera felicidad ni la paz de estar en armonía con uno mismo. Eso requiere un trabajo muy profundo, tan profundo que puede implicar aprender a estar en total silencio y viviendo el momento presente sin ningún prejuicio. Podemos saber que de eso mismo se trata pero estar muy distantes de esa realización. Es más, la mayor parte de gente tenemos esa sensación de saber qué es lo mejor para nosotros y no tenemos la fortaleza de poder escogerlo. Esto nos sucede con claridad en las relaciones cercanas. Por ejemplo, podemos tener claro que una persona no nos conviene pero no podemos zafarnos de ella. En el fondo lo sabemos, pero no tenemos conexión entre mente y corazón, entre esa sabiduría y lo que escogemos cada momento. Estamos en la «A» de la situación y, aunque percibimos la «Z», no sabemos cómo hacer el proceso para llegar allá. Lo, aparentemente, fácil es quedarse en la «A» pues es el nivel con el que nuestra conciencia está resonando. Pero, realmente, eso que parece fácil se torna difícil si no lo trabajamos para profundizar hasta llegar a la «Z» o, al menos, avanzar a un punto de valor. Quedarnos en la superficie, eventualmente, se torna difícil porque nos generará más dolor y sufrimiento sabiendo que no es lo mejor para nosotros. Generalmente, el dolor es el estímulo que nos impulsa a buscar el siguiente pasó para llegar a la «Z». Así solemos funcionar, hasta no estar incómodos no tenemos motivo para movernos. Así que podemos escoger movernos cuando venga el estímulo del dolor, o movernos a través de las experiencias, usándolas para dar los pasos necesarios para entendernos a nosotros mismos hasta la realización interior.
El primer paso, luego de recibir el estímulo o el concepto, es aprender a observarse a uno mismo. Fíjate en tu reacción pues es el indicador más exacto de tu condicionamiento. Luego empieza el cuestionamiento: ¿de dónde nació mi reacción?, ¿qué está detrás de la misma?, y así vamos fabricando las preguntas precisas. Después empezamos a atar cabos, rompiendo primero con los niveles de ilusión que creamos sobre las cosas. Para atar cabos necesitamos tener la visión de un águila, pues necesitamos revisar los detalles más pequeños. Por ejemplo, les he comentado en este blog sobre la película Cloud Atlas y la reacción que me generó al ver el trailer. Sé que el tema de vidas pasadas es innegable y quería encontrar, en cosas como esta película, respuestas a lo que me había pasado con «mi amada tórtola». Pasé un buen tiempo tratando de buscar en internet la película para verla pero fue imposible, al menos durante los primeros meses. Un buen día, encontré un link para bajarme en torrent y me apresuré en bajarlo. En la noche llevé el archivo RAR a mi casa para poder descomprimirlo y verlo pero, al intentar hacerlo, me pedía una clave y me quedé en nada. Rubén, que trabaja conmigo, había conseguido otro link con mejor calidad pero por su tamaño dejó bajando la noche. Al siguiente día, fui al Spa porque tenía cita con un amigo para hacer ejercicio. Mientras estábamos en las máquinas, apareció una tórtola en el interior del Spa. A los años que pasaba esto, la última vez fue cuando estaba grabando una meditación sobre el símbolo del yin y yang, justamente, para «mi amada tórtola» años atrás. Esta vez, al verla, pensé inmediatamente en él. Un par de personas intentaron agarrarla para sacarla del interior del Spa pero no pudieron. Cuando me acerqué a ella me permitió tomarla y luego la llevé al patio, le di mi bendición y la liberé, pensando en él. Terminé el ejercicio y fui a la oficina, al poco tiempo, sonó un tema de un grupo que él me presentó y que me dijo, alguna vez, que cada vez que escuche su música lo recordaré. Ya empecé a inquietarme hasta que, de pronto, ingresó Rubén con la película Cloud Atlas para que la vea. No esperé ni un segundo, me encerré a verla ya que no tenía pacientes. Obviamente, estuve estremecida durante toda la película. Al terminar pensé: «sólo falta que él me escriba». Considerando que ya no tenemos una comunicación regular y había sido algún tiempo que no sabía de él, las posibilidades no eran, aparentemente, altas. Pero, pasaron un par de horas y, de pronto, me llegó un correo de él. Podía dejar todo en meras coincidencias o podía sorprenderme ante la fila de acontecimientos que se relacionaban con él y cuestionarme sobre el movimiento de energía que hay en esta relación. Ese momento lo acepté y no le di muchas vueltas al asunto aunque la intriga empezó a rodear mi atención. Ese mismo día le contesté y comenté sobre lo sucedido y, luego de un pequeño intercambio, volvió a desaparecer después de dejarle con unas preguntas e inquietudes sobre la conexión que hay entre los dos. ¿Qué más podía hacer sino olvidarlo todo? Pasaron 8 días antes de que me vuelva a escribir. Esa mañana de la siguiente semana, hacía falta monedas para dar vueltos a los clientes, así que acudí a la alcancía de rinoceronte que él me regalo. Como mencioné en otros blogs, él me bautizó como una manada de rinocerontes, así que ellos tienen algún significado en la relación. Cuando tomé la alcancía ni siquiera pensé en él, más pensaba en el cambio de monedas. Pero, como a los 30 minutos de esto, recibí un correo de la WWF en que solicitaban una donación para apoyar a los «rangers» que protegen a los rinocerontes en África. Ese momento ya me llamó la atención y me recorrió un frío por adentro. Entonces pensé: «seguro que él se comunica ahora». Pasó el día y, al prender el skype, lo vi conectado. Me sorprendí ya que, así mismo, hace rato que no lo veía conectado al skype. Lo tomé como la señal de su presencia para ese día ya que, seguramente, no nos comunicaríamos por ese medio ese día. Esta vez me dio un bajón, no puedo llamar a esto mera coincidencia. Ya son dos situaciones de demasiada resonancia. Decidí ir temprano a casa y trabajar desde ahí. Cayó la noche y perdí toda la noción de que me pueda escribir. Finalmente, vive en otro continente y había, al menos, 7 horas de diferencia. De pronto llegó un correo a mi teléfono móvil tipo 8pm. Lo revisé y era él. Me pregunto como habrá estado de inquieto para que, a las 3am, me haya escrito. Claro, no podía sellar ese día sin que, finalmente, se comunicara. Yo sé que estas son señales de algo, es evidente. Si, es verdad, yo le he pensado, pero, también pienso a otras personas y no me escriben ni llaman. Y peor aún, si la relación se ha apagado y ya no hay intensidad ni cercanía, por qué habría de pasar esto? No sé qué hacer con eso ni cómo interpretarlo y me será difícil entenderlo mientras esté gobernada por la ansiedad y la frustración pero, las mismas, son parte del proceso y me invitan a buscar el silencio para que, a su debido tiempo, surja la verdad. La mayor cantidad de información necesaria para avanzar en los niveles de entendimiento va a llegar de manera simbólica. Por eso necesitamos desarrollar la intuición. Albert Einstein dijo algo muy certero sobre la intuición: «La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es su fiel servidora. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y ha olvidado el regalo.» ¡Qué cierto que es esto! Y, el proceso que intento describir aquí, es justamente el proceso de aprender a ubicar bien la mente racional («A») y la mente intuitiva («Z»). Generalmente, vamos de lo concreto a lo abstracto en cuánto al proceso de entendimiento, pero también sucede al revés. Hay veces que recibimos el impacto de información intuitiva a través del pensamiento abstracto y necesitamos llevarlo a lo concreto para que se asimile en la conciencia. Es, justamente, todo lo que se encuentra entre la «A» y la «Z» lo que nos enseña a emanar, a vibrar la sabiduría a nivel celular. Ese es el momento en que no vemos o reconocemos algo sino que nos convertimos en ese algo y dejamos de verlo separado de nosotros, por eso me refería a la «Z» como el punto en que se llega a la comprensión integral de ese algo. Los niveles de entendimiento que cada persona pase en su proceso pueden ser muchos y todo dependerá de la inversión de tiempo y el enfoque que se dé a cada proceso. Quisiera terminar este artículo con otro ejemplo que refleja el poder de la práctica. Muchos ven ahora a Roger Federer, el gran campeón suizo del tenis mundial, como un tenista de lujo pero, para llegar a su merecido puesto en la historia del tenis, tuvo que pasar muchos altos y bajos. Entrenando desde niño, tuvo que dejar su hogar para entrenar en otra ciudad. Sufrió la separación de su familia y muchas veces llamaba llorando a su madre mientras vivía con una familia en otra ciudad suiza lejos de casa. Rompió muchas raquetas, perdió muchos partidos, pero su insistencia, su calidad, su inteligencia y su habilidad, le han llevado a ser de los más grandes campeones de la historia del tenis hasta el momento. Dedicó su vida al tenis y ahí están los resultados. Así que si queremos, realmente, conocernos, necesitamos dedicarnos a eso y, la herramienta más poderosa para avanzar en este camino es, sin duda, la meditación. Haremos pues, lo mejor que podamos con los «regalos» de inteligencia, habilidad y sentido común con los que nacimos y potenciaremos la voluntada para avanzar lo más que podamos para manifestar nuestro motivo de existir aquí y ahora.
Gracias GOOY Como te dije, estoy encantadisimo de volverte a tener en contacto, pues si con respecto a tu articulo, estamos alineados los seres humanos pienso yo con una misma escéncia, así que prestando atención nos ha de venir lo que es para nosotros y como has dicho la atención se presta a travéz de la meditación , el espacio en el que dejamos de pensar,
Gracias , siento muy cerquita mío muchas cosas, me falta ordernarlas, PAZ, Y AMOR, Y ARMONIA, NAMASTE
Chevere el articulo, solo una pregunta q se me vino al final!!! Cómo distingo que el tipo de enfoque que le doy a una situación resulte ser la apropiada para poder ver con claridad lo que sucede?
Distinguir es cuestión de «trial and error», o sea que haciendo la prueba es la única manera de saber si calza o no el enfoque con la percepción intuitiva…. Siempre atenta de tus reacciones internas y observando si son aprendidas o son naturales…. !!!
me gusto mucho el articulo, tal vez sea necesario comenzar con tener la necesidad de preguntarnos
«quien soy» , saber que hay una respuesta, luego, comenzar a recorrer el camino que nos lleve a la iluminacion